Linfoma: 10 campanas de alarma que no deben subestimarse

El linfoma es la sexta neoplasia más frecuente en Italia y en muchos países del mundo, y la enfermedad cancerosa más común de la sangre. A pesar de estas cifras, muchas personas aún no saben de qué se trata.

El Día Mundial de Concienciación sobre el Linfoma, que se celebra hoy, 15 de septiembre, es una ocasión importante para arrojar luz sobre este tipo de cáncer y recordar cómo la identificación de vías de tratamiento adecuadas son elementos clave en la lucha contra esta enfermedad.

El primer médico en introducir el término linfoma fue Thomas Hodgkin, en 1832, describiendo las condiciones clínicas de siete pacientes con ganglios linfáticos agrandados y bazo sin infección.

Posteriormente, otros médicos examinaron los tejidos de estos pacientes y encontraron algunas características muy especiales: células de Reed-Stemberg, que eran de tamaño gigante y tenían dos núcleos grandes, similares a las células del ojo de un búho.

Posteriormente, a medida que avanzaba el conocimiento de la fisiopatología del sistema inmunológico, se reconocieron varias formas de linfoma además del linfoma de Hodgkin.

¿Qué es el linfoma?

Son un grupo de enfermedades tumorales que se originan en las células del sistema inmunológico.

Hay alrededor de 30 tipos diferentes. Según el examen histológico de estos tumores, es posible dividirlos en dos categorías principales: linfomas de Hodgkin (LH) y linfomas no Hodgkin (LNH).

Los últimos se diferencian del primero en que carecen de células de Reed-Stemberg y surgen con la edad.

LH, por otro lado, afecta principalmente a los jóvenes.

¿Es posible "prevenir" los linfomas mediante un diagnóstico temprano?

A diferencia de otras enfermedades como el cáncer de mama, intestinal o cervical, en el caso del linfoma no se dispone de investigaciones hematológicas o instrumentales para un diagnóstico precoz.

¿Cuáles son las campanas de alarma a tener en cuenta con el linfoma?

Dado que no hay pruebas de detección disponibles, es fundamental no subestimar ciertos signos y síntomas:

  • agrandamiento de uno o más ganglios linfáticos superficiales no dolorosos (en el cuello, axilas e ingle)
  • fiebre persistente / fiebre sin una causa infecciosa evidente
  • profusos sudores nocturnos,
  • picazón generalizada,
  • pérdida de peso significativa (10% del peso corporal habitual) e inexplicable.

Si la enfermedad afecta los ganglios linfáticos profundos o, más raramente, otros órganos, también puede aparecer lo siguiente

  • tos seca y dificultad para respirar
  • hinchazón del cuello y las extremidades inferiores
  • sensación de plenitud prematura y falta de apetito,
  • dolor abdominal,
  • cambios en la piel (parches y nódulos)

Cuando alguno de estos síntomas se presenta de forma persistente, el primer paso es hablar con su médico.

Podrá evaluar la situación clínica y prescribir pruebas diagnósticas.

Particularmente en el caso de la LH, que también afecta predominantemente a los adolescentes, es importante que los jóvenes sean conscientes de la importancia de observar su cuerpo y no descuidar síntomas como fiebre o tos seca, y que contacten sin miedo con su médico si es necesario. .

¿Cuál es el curso clínico de los linfomas? ¿Se comportan todos de la misma manera?

Lamentablemente no.

Los linfomas tienen diferentes características clínicas en términos de desarrollo y pronóstico.

Los linfomas se dividen en formas "indolentes", que se desarrollan más silenciosamente con el tiempo y pueden no requerir tratamiento inmediato, y formas "agresivas", que se desarrollan rápidamente y requieren tratamiento inmediato.

Linfoma: ¿Qué tratamientos están disponibles?

Los linfomas se tratan con quimioterapia convencional.

Esto a menudo se combina con el tratamiento con anticuerpos monoclonales, moléculas que pueden "reconocer" las células tumorales y matarlas activando el sistema inmunológico.

Para las formas resistentes o que responden parcialmente a la enfermedad, se pueden iniciar quimioterapias más agresivas, hasta e incluyendo el trasplante de médula ósea si es necesario.

Recientemente se han desarrollado terapias celulares innovadoras que se basan en el uso de células inmunes, obtenidas de la propia sangre del paciente, que, tras ser 'armadas in vitro' mediante técnicas de ingeniería genética, se administran con el objetivo de atacar el linfoma resistente. a los tratamientos tradicionales.

Esta nueva estrategia se llama CAR-T, un acrónimo del complicado nombre científico de células T receptoras de antígeno quimérico.

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Fuente:

Policlínico de Milán

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