¿Qué es la termoablación percutánea de tumores y cómo funciona?

La termoablación es un método mínimamente invasivo fundamental para el tratamiento de tumores. Descubramos más sobre en qué consiste exactamente

Cuando hablamos de tumores, solemos asociar este término con la palabra 'cirugía'.

Sin embargo, existen numerosas técnicas y procedimientos para el tratamiento de tumores, incluida la termoablación percutánea.

Termoablación percutánea: qué es y en qué consiste

La termoablación es una técnica para el tratamiento del cáncer que aprovecha la capacidad del calor para producir necrosis, es decir, para destruir las células cancerosas, sometiendo el área interna de la neoplasia y el área circundante a temperaturas muy por encima de los 37°C fisiológicos del cuerpo humano ( hipertermia).

La palabra 'percutáneo', por otro lado, significa realizar el procedimiento de forma mínimamente invasiva a través de la piel, es decir, sin cortes quirúrgicos, pero solo con heridas pequeñas.

Es una técnica que se ha perfeccionado cada vez más desde la década de 1990, lo que permite aumentar la precisión y la seguridad.

Cómo se realiza la termoablación

El paciente generalmente se somete a anestesia local, pero en los casos en que sea necesario, se puede realizar una sedación profunda.

Guiado por ecografía, el médico introduce en el tumor una aguja que alcanza temperaturas muy elevadas (hasta 100 °C), lo que provoca la necrosis de las células neoplásicas con lesión intencionada también de los vasos sanguíneos que nutren el tumor, lo que desencadena una inflamación que activa el sistema inmune.

El procedimiento suele durar de 15 a 30 minutos y requiere una hospitalización de 1 a 2 días.

Las ventajas de la termoablación

La termoablación es un método mínimamente invasivo que no implica cortes ni incisiones y tiene las siguientes ventajas

  • menor riesgo de complicaciones relacionadas con la infección y el sangrado en comparación con la cirugía;
  • reducción del tiempo de hospitalización;
  • posibilidad de tratar zonas de difícil acceso quirúrgico;
  • se puede utilizar en pacientes que no pueden someterse a cirugía o anestesia general por diversas razones;
  • permite una mayor conservación de los tejidos que rodean la zona del tumor.

¿Qué fuentes de calor se necesitan para la termoablación?

Para realizar la termoablación se requieren fuentes de energía capaces de producir calor, las cuales pueden ser

  • radiofrecuencia: la fuente principalmente utilizada. En este caso, se genera una corriente alterna de alta frecuencia que genera calor;
  • microondas: se crean campos magnéticos que elevan la temperatura;
  • láser: se obtiene un haz de luz intenso, emitido por fibras ópticas muy finas que pasan a través de una aguja estrecha;
  • Ultrasonido: se utiliza ultrasonido focalizado de alta intensidad que destruye las células a través del calor.

Qué tumores se pueden tratar con termoablación

Los tumores benignos o malignos que se pueden tratar con termoablación percutánea son los de:

  • hígado (el procedimiento se originó precisamente como un tratamiento para el cáncer de hígado, que sigue siendo una de las principales enfermedades en las que se usa)
  • huesos;
  • riñones
  • pulmón
  • glándulas suprarrenales;
  • senos;
  • cabeza y cuello;
  • aparato urinario;
  • páncreas;
  • sistema nervioso central;
  • glándulas endócrinas;
  • útero

Esta terapia, sin embargo, se reserva para neoplasias que no suelen superar un diámetro máximo de 5 cm y/o un número reducido de nódulos.

Cada caso se valora individualmente.

La termoablación percutánea está contraindicada en caso de:

  • múltiples lesiones mayores de 7
  • lesiones mayores de 5 cm de diámetro, en cuyo caso no se garantiza la radicalización, es decir, la destrucción completa de las células tumorales;
  • problemas de coagulación o valores bajos de plaquetas, que no se pueden corregir.

Crioablación

Otra técnica que explota los mismos principios que la termoablación, pero utiliza el frío para generar la destrucción de las células tumorales, es la crioablación.

Mediante una o más sondas (criosondas) insertadas bajo guía radiológica (ultrasonidos, TC, RM, fluoroscopia), directamente en el interior del tumor, se aplican temperaturas inferiores a -20°C, provocando la congelación del tejido seguida de una descongelación lenta, lo que provoca choque térmico y muerte celular.

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Fuente:

GSD

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