Linfoma no Hodgkin: síntomas, diagnóstico y tratamiento de un grupo heterogéneo de tumores

El linfoma no Hodgkin es un grupo amplio y heterogéneo de tumores que se originan en el sistema linfático, cada vez más tratable gracias a los avances en la investigación

Los linfomas no Hodgkin son tumores que resultan de alteraciones genéticas o moleculares de ciertas células del sistema inmunológico, particularmente los linfocitos.

En los pacientes afectados por la enfermedad, estas células, en lugar de realizar su función de defensa, se replican de forma anormal y se acumulan en órganos que forman parte del sistema linfático, como el bazo, el timo o los ganglios linfáticos, dando lugar a masas tumorales sólidas.

Es importante recordar que estos tumores pueden originarse en todos los órganos del cuerpo humano, con importantes diferencias en los síntomas y el pronóstico.

Los linfomas que pertenecen a la categoría "no Hodgkin" son muy heterogéneos y se subdividen en subtipos, siendo el más común el linfoma de células B grandes, que se caracterizan por una fuerte variabilidad clínica y pronóstica.

Es por eso que los enfoques de tratamiento también pueden ser muy diferentes.

La incidencia de linfoma no Hodgkin

Los linfomas no Hodgkin afectan al 95% de la población adulta y representan el 3% de todas las neoplasias.

Aunque pueden aparecer a cualquier edad, la incidencia aumenta con la edad, con una edad media al diagnóstico entre los 50 y los 60 años.

Factores de riesgo del linfoma no Hodgkin

Aún se están estudiando los mecanismos biológicos detrás de los linfomas no Hodgkin.

Como ocurre con todos los cánceres, existen ciertos factores de riesgo a considerar.

Los factores de riesgo no modificables incluyen:

  • Edad: el tumor es más común después de los 65 años;
  • género: en promedio, los hombres corren más riesgo que las mujeres, aunque se pueden hacer distinciones según el tipo de linfoma no Hodgkin.

Los factores externos que pueden aumentar el riesgo de la enfermedad incluyen:

  • Exposición a productos químicos como insecticidas, herbicidas y benceno;
  • exposición a la radiación.

Los estados inmunosupresores, enfermedades autoinmunes, infecciones virales (como VIH o hepatitis C) o infecciones bacterianas, como Helicobacter pylori o Chlamydia psittaci, también pueden incrementar el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.

Linfomas no Hodgkin, síntomas

A menudo, en las primeras etapas, el único signo de este tipo de cáncer es un agrandamiento indoloro de un ganglio linfático en las regiones:

  • cervical
  • axilar;
  • inguinal;
  • femoral.

Algunos síntomas sistémicos pueden ser:

  • fiebre;
  • sudores nocturnos;
  • pérdida de peso.

Otros síntomas o signos como picazón persistente, reacción a picaduras de insectos, manchas en la piel, fatiga, falta de apetito y sangrado también pueden ser indicadores de linfoma.

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, los linfomas pueden surgir y / o afectar cualquier órgano, por lo que los síntomas de referencia son muchos, a menudo sutiles.

Cómo diagnosticar el linfoma no Hodgkin

El diagnóstico de linfoma no Hodgkin se realiza exclusivamente a través de pruebas objetivas: habitualmente se toman biopsias del ganglio u órgano afectado, que, en algunos casos, se acompañan de biopsias de médula ósea.

Los exámenes instrumentales adicionales permiten a los médicos caracterizar el tipo de enfermedad con mayor precisión, por ejemplo, mediante pruebas moleculares.

Una vez realizado el diagnóstico histológico, se lleva a cabo la estadificación, es decir, definir el estadio de la enfermedad, comúnmente con:

  • 18FDG-PET (tomografía por emisión de positrones);
  • Tomografía computarizada del cuello, pecho y abdomen con medio de contraste;
  • biopsia de médula ósea.

Se utilizan rayos X, tomografías computarizadas, imágenes por resonancia magnética y ecografías para monitorear la enfermedad a lo largo del tiempo y evaluar su progreso.

Los tratamientos y terapias disponibles actualmente

La terapia a realizar puede ser muy diferente dependiendo de numerosos factores como:

  • el tipo de linfoma
  • la extensión de la enfermedad
  • la tasa de crecimiento del tumor
  • años;
  • las condiciones de salud del paciente.

Las diferentes modalidades terapéuticas actualmente disponibles en centros de alta complejidad son:

  • quimioterapia convencional
  • medicamentos dirigidos (como inhibidores de quinasa);
  • inmunoterapia humoral (como anticuerpos monoclonales);
  • inmunoterapia celular (como CAR-T, trasplante alogénico);
  • anticuerpos monoclonales biespecíficos;
  • ADC (complejos anticuerpo-fármaco; complejos anticuerpo-toxina);
  • inmunomoduladores;
  • radioinmunoterapia;
  • radioterapia de haz modulado;
  • tomoterapia;
  • radioterapia estereotáxica (bisturí de rayos gamma y bisturí cibernético);
  • Cirugía de los distintos distritos anatómicos (solo con fines diagnósticos o paliativos).

Algunos casos de linfomas indolentes, que presentan un curso clínico más lento, pueden no requerir tratamiento inicialmente, sino solo un seguimiento estrecho, mientras que en las formas activas de la enfermedad las estrategias enumeradas anteriormente se utilizan individualmente o en combinación.

Los linfomas agresivos se tratan inmediatamente después del diagnóstico, a menudo con una combinación de agentes quimioterapéuticos y anticuerpos monoclonales.

Si el tumor no responde a la terapia planificada o si recae, trasplante de células madre sanguíneas o, en el caso específico de linfoma difuso de células B grandes, se pueden utilizar terapias innovadoras como anti-CD CAR-Ts19.

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Fuente:

GDS

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