Autismo: qué es y cuáles son los síntomas

By cristiano antonino On 8 de diciembre de 2022

Hablemos de autismo: los trastornos del espectro autista (TEA) son un conjunto relativamente heterogéneo de trastornos del desarrollo, caracterizados por habilidades de comunicación deterioradas y dificultades en la interacción social.

que es el autismo

Los niños con autismo tienen dificultad para procesar correctamente la información del mundo exterior.

Por ello, pueden tener dificultades de aprendizaje que perjudiquen su desarrollo emocional e intelectual.

El autismo cae bajo la clasificación de 'trastornos generalizados del desarrollo'; no está catalogada como una enfermedad, sino que es un síndrome, es decir, un conjunto de trastornos que provoca un aislamiento emocional y una incapacidad para relacionarse con los demás.

El autismo es un trastorno neuropsicológico infantil que puede conducir a graves problemas en la capacidad de comunicarse, relacionarse con las personas y adaptarse al entorno.

Los niños con autismo también suelen tener una percepción sensorial alterada y dificultades con el lenguaje.

Sin embargo, el autismo se presenta de manera diferente de persona a persona y puede ser muy difícil de diagnosticar correctamente.

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Incidencia del autismo

Según los datos del Observatorio Nacional para el Seguimiento de los Trastornos del Espectro Autista, en Italia, 1 de cada 77 niños (de 7 a 9 años) tiene un trastorno del espectro autista con una mayor prevalencia en los hombres: los hombres se ven afectados 4.4 veces más que las mujeres.

Signos y síntomas del autismo: ¿cómo se manifiesta?

El síndrome autista se caracteriza por dificultades de interacción y comunicación.

Los signos típicos del síndrome autista son

lateralidad de la mirada: el niño tiene dificultad para encontrar y sostener la mirada del hablante;
movimientos repetitivos y a-finalistas de las extremidades: movimientos sin finalidad aparente;
repetitividad en la realización de determinadas actividades.

Los problemas ya aparecen en la primera infancia, es decir, alrededor del segundo o tercer año de vida; a menudo, algunos padres notifican anomalías ya en el primer año de vida.

La atención temprana del sujeto es fundamental.

Hay tratamientos innovadores disponibles que pueden ayudar.

Los estudios realizados hasta la fecha han revelado algunos signos precoces del trastorno, a partir de los cuales ahora es posible formular una sospecha diagnóstica y asumir el inicio de intervenciones terapéuticas.

El diagnóstico precoz y la intervención rehabilitadora oportuna, incluso antes de que el trastorno se manifieste en su plenitud, pueden reducir significativamente la interferencia en el desarrollo del niño al limitar la expresión de los síntomas.

El déficit intelectual no es en sí mismo un signo de autismo, ya que los niños con trastornos del espectro autista también pueden tener una inteligencia superior a la normal.