Cáncer de cuello uterino: la importancia de la prevención

El cáncer de cuello uterino (o cáncer de cuello uterino) es una neoplasia que aún tiene una relevancia epidemiológica y social muy importante: es el tercer cáncer más frecuente en la población femenina a pesar de que, desde hace muchos años, se planifican programas de prevención extremadamente efectivos.

La principal causa del cáncer de cuello uterino

Sabemos que la principal causa del cáncer de cuello uterino se puede atribuir al Virus del Papiloma Humano, VPH (Virus del Papiloma Humano), ahora ampliamente reconocido como un factor necesario en el desarrollo del carcinoma invasivo e identificado en el 95-98% de todos los casos diagnosticados en mujeres.

El Virus del Papiloma Humano es, por tanto, la causa ineludible de esta enfermedad, pero por sí solo no es suficiente para determinar el origen del cáncer de cérvix.

El sistema inmunológico de la persona que entra en contacto con el VPH juega un papel extremadamente importante.

Las personas sanas logran librarse de la contaminación del virus del papiloma incluso en períodos cortos de tiempo; cuando, por el contrario, existen deficiencias en la eficacia de la respuesta inmunitaria, el virus permanece más tiempo en el aparato genital femenino, y la persistencia de la infección viral se convierte en el verdadero factor de riesgo.

Síntomas de cáncer cervical.

La edad de máxima incidencia de la neoplasia de cuello uterino es el grupo de edad de 45-55 años, una edad joven si se tiene en cuenta la edad social actual de la mujer.

Muy a menudo, el tumor no tiene una sintomatología típica, pero en la mayoría de los casos se manifiesta con varios aspectos, muy comunes, que a menudo se subestiman.

Están indicados como signos de sospecha de enfermedad:

  • sangrado atípico
  • secreción cervical o vaginal persistente, a menudo con características muy similares a una infección;
  • dolor pélvico durante el coito;
  • sangrado después del coito.

Todas estas son situaciones que no deben ser subestimadas, sino que por el contrario deben ser debidamente comunicadas al ginecólogo y, sobre todo, deben ser investigadas, sabiendo que muchas veces un síntoma modesto puede esconder un problema muy real.

Tamizaje: un arma contra el cáncer cervicouterino

A través de la prevención, no solo es posible el diagnóstico temprano del cáncer de cuello uterino, sino que, lo que es más importante, es posible identificar las lesiones que preceden al tumor real; además, mediante la prevención primaria, es decir, la vacunación frente al VPH, disponemos de un arma sumamente eficaz contra este tipo de enfermedades.

Hasta la fecha, el tamizaje del carcinoma de cuello uterino, el tercero a escala nacional, se basa fundamentalmente en el reconocimiento del principal factor de riesgo, es decir, el Virus del Papiloma Humano, mediante el llamado test VPH: una prueba biomolecular que identifica si el El ADN del virus está presente y, en consecuencia, si el sujeto está expuesto al riesgo de desarrollar la enfermedad.

La prueba del VPH en el cribado primario es un concepto bastante reciente

Las pacientes comienzan el tamizaje a los 25 años haciéndose la prueba de Papanicolaou, a partir de los 30 años la prueba de VPH se convierte en la prueba primaria y se reserva la prueba de Papanicolaou en caso de que esta última sea positiva.

Una cosa muy importante para enfatizar es que la positividad del VPH no significa en absoluto enfermedad, sino exposición a una cierta cuota de riesgo.

Esta cuota de riesgo es variable en función de las características del sujeto y, sobre todo, es variable en relación con si el sistema inmunitario es capaz de librarse de esta infección más o menos rápidamente.

La prevención adecuada es sumamente factible y eficaz, pero a pesar de ello, todavía se observan casos de cáncer avanzado.

Esto significa que existen dificultades objetivas para lograr una prevención primaria y secundaria eficaz y completa.

Es decir, no todas las mujeres se adhieren a un programa de tamizaje adecuado o no lo realizan con la regularidad y criterios que ahora se identifican a nivel mundial.

La vía de diagnóstico y tratamiento.

Una vez que se ha identificado una prueba de VPH positiva, el paciente comienza una investigación en profundidad.

Este camino continúa con el Papanicolaou y, si éste también indica la presencia de células atípicas, continúa con pruebas de segundo nivel, que suelen implicar una biopsia del cuello uterino y, si es necesario, la confirmación de la presencia de un problema neoplásico.

Si se diagnostica la presencia de células neoplásicas, se debe proceder al manejo clínico del caso en relación con el examen histológico.

2 casos explicativos:

  • si la biopsia indica una lesión que precede al tumor, la llamada Neoplasia Intraepitelial Cervical (NIC), localizada por lo tanto sólo en la superficie de pequeñas porciones del cuello uterino, se procede con pequeñas intervenciones conservadoras, como por ejemplo la conización, que preservan la integridad del útero y preservan la capacidad reproductiva de la paciente
  • si la neoplasia ya no se encuentra en una etapa temprana, es necesario evaluar el caso desde un punto de vista general. Esto implica una evaluación clínica más amplia, imágenes de la pelvis femenina y una serie de pruebas que preceden a la elección del tratamiento.

La extirpación quirúrgica del útero es el estándar de atención en los llamados tumores localmente avanzados.

Ya no son susceptibles de una pequeña operación conservadora, pero tampoco tan extensas ni extendidas a otros órganos.

En caso de que la enfermedad, en el peor de los casos, se disemine más, habrá que establecer vías de tratamiento combinado.

La supervivencia y la importancia de la vía de la prevención

La supervivencia de estos tumores varía mucho según la extensión de la enfermedad: las primeras etapas tienen una muy buena tasa de supervivencia, es decir, del orden del 90%, porque la paciente se cura con la extirpación del útero que se ha transformado en una neoplasia.

Esto hace que sea aún más importante garantizar que todas las opciones estén disponibles para las mujeres para no perder el tiempo y detectar el tumor en su primer signo de desarrollo, o más bien, antes de que dé cualquier señal de su presencia.

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