Cáncer testicular: ¿cuáles son las campanas de alarma?

El cáncer de testículo se considera una neoplasia rara, pero también es una de las más frecuentes entre los jóvenes, especialmente entre los 15 y los 34 años: de hecho, en Italia se diagnostican alrededor de 2000 casos cada año.

El pronóstico del cáncer de testículo es generalmente bueno, pero puede causar problemas complicados para el paciente, incluidos los psicológicos, como la reducción de la fertilidad.

Cáncer testicular: factores de riesgo

El testículo es el órgano masculino responsable de la producción de espermatozoides y hormonas sexuales masculinas (testosterona).

El tumor del testículo, que tiende a manifestarse como un bulto duro e indolente al tacto, está causado por una proliferación descontrolada de sus células, en particular de las células germinales, a partir de las cuales se desarrollan los espermatozoides.

Hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer testicular.

Estos incluyen criptorquidia, es decir, la incapacidad del escroto para descender al testículo durante la niñez, y desarrollo testicular anormal causado por enfermedades genéticas, así como antecedentes de enfermedad familiar.

Hay que tener en cuenta que el consumo habitual de marihuana también puede aumentar la probabilidad de cáncer testicular.

Las señales de advertencia del cáncer de testículo

Como todos los cánceres, el cáncer testicular debe diagnosticarse lo antes posible.

En el pasado, el examen de los genitales masculinos se realizaba al mismo tiempo que el examen del servicio militar, que ya no se realiza.

Por eso es tan importante enseñar a los jóvenes la importancia de la prevención y el autoexamen, a través del cual uno puede tomar conciencia de cualquier cambio en el testículo y contactar a un urólogo especialista para investigar la situación.

Además de la presencia de un bulto, los cambios visibles en la forma y el tamaño del testículo o el dolor recurrente en la parte inferior del abdomen también pueden ser motivo de preocupación.

Durante la exploración urológica, el especialista valorará la situación e indicará, en su caso, la necesidad de nuevas pruebas.

En particular, para el diagnóstico de cáncer de testículo es necesario el ecodoppler escrotal, además de los análisis de sangre.

Cirugía: ¿Qué implica la extirpación del testículo?

Dependiendo de la situación clínica del paciente y del estadio alcanzado en el momento del diagnóstico, el cáncer de testículo puede tratarse de diversas formas.

En casi todos los casos, la orquifuniculectomía por vía inguinal, es decir, la extirpación del testículo con eventual colocación de una prótesis testicular, es el primer tratamiento que permite por un lado la caracterización histológica y, en formas clínicamente localizadas, el tratamiento de la neoplasia.

Las estrategias posteriores varían según la histología y el estadio y van desde la vigilancia activa hasta la quimioterapia o la radioterapia.

En casos más severos, también puede ser necesaria la extirpación de los ganglios linfáticos retroperitoneales.

También es muy importante el abordaje multidisciplinar, que permite prestar la debida atención a todos los aspectos de la enfermedad, desde la oncología hasta la preservación de la fertilidad.

Cabe señalar que, si se diagnostica y trata a tiempo, el cáncer de testículo muestra una tasa de supervivencia de más del 95%.

De hecho, el cáncer de testículo es una neoplasia con una de las tasas de supervivencia más altas hasta la fecha.

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Fuente:

Humanitas

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