Coccigodinia: definición, síntomas, diagnóstico y tratamiento

La coccigodinia es una condición médica que afecta la pelvis, particularmente el cóccix, caracterizada por la presencia de dolor (frecuentemente causado por inflamación) del área sacra

Puede ocurrir como resultado de un traumatismo o puede deberse a otros factores, como defectos posturales o problemas de movilidad del cóccix.

Este trastorno puede afectar tanto a pacientes masculinos como femeninos, sin embargo, tiene una mayor incidencia en mujeres, mientras que la edad promedio de aparición suele rondar los 40 años.

Aunque la coccigodinia puede ser una fuente de malestar y dolor de intensidad variable, generalmente es una condición no grave que no presenta un riesgo particular para el paciente.

No obstante, es importante excluir la presencia de otras patologías asociadas.

Dependiendo de la causa del trastorno y la naturaleza del dolor, es posible optar por diferentes enfoques terapéuticos, que pueden incluir tratamiento farmacológico para combatir la inflamación, manipulaciones fisioterapéuticas para controlar el dolor o cirugía en casos más severos.

¿Qué es la coccigodinia?

La coccigodinia es un síndrome que afecta la pelvis y el área sacra, lo que resulta en un dolor crónico intenso.

La palabra, en efecto, se compone etimológicamente de cóccix, es decir, el hueso al final de la columna vertebral, y dinia, es decir, dolor.

Es un trastorno generalizado entre la población y puede ser bastante incapacitante para quien lo padece. El dolor persistente en el cóccix impide que el paciente permanezca sentado o de pie durante largos períodos de tiempo, lo que limita la mayoría de las actividades diarias.

Aunque la coccigodinia puede afectar a individuos de todas las edades y de ambos sexos, tiene una mayor incidencia en mujeres y tiende a presentarse principalmente en la edad adulta.

Las causas del trastorno son numerosas: pueden ser de carácter traumático, pueden estar relacionadas con otros trastornos patológicos, o pueden deberse a otros factores como el estrés, la repetición de determinadas actividades deportivas y laborales, condiciones de sobrepeso o incluso el parto.

Anatomía del cóccix

El cóccix es un pequeño hueso de forma triangular en la base del sacro, es decir, el hueso pélvico que soporta el peso, justo encima de la hendidura de las nalgas; consta de 3 a 5 unidades vertebrales que se denominan 'falsas' porque, a excepción del primer segmento, no tienen las características típicas de las vértebras y están fusionadas entre sí.

El cóccix se puede dividir en seis segmentos: la base, el vértice, la zona anterior, la zona posterior y las dos zonas laterales.

Este hueso tiene una forma ligeramente arqueada hacia abajo, con el vértice del ápice terminal orientado hacia la parte frontal del cuerpo, que recuerda a un dibujo de cola que probablemente estuvo presente en etapas evolutivas anteriores del hombre.

Cerca del vértice del cóccix se encuentra el esfínter anal, mientras que en la superficie dorsal se encuentran los injertos del músculo glúteo mayor, el ligamento anococcígeo y el músculo pubococcígeo.

Desde un punto de vista anato-funcional, el cóccix contribuye a la protección del canal raquídeo que desemboca en la columna lumbar.

Además, contribuye a soportar el peso del cuerpo y permite adoptar una posición sentada.

En ocasiones, debido a vicios posturales, patologías u otros factores fisiológicos, el coxis puede asumir una posición o inclinación incorrecta, provocando dolor y molestias tanto en reposo como al realizar determinadas actividades.

Coccigodinia, ¿cuáles pueden ser los desencadenantes?

Como se mencionó anteriormente, la coccigodinia es frecuentemente causada por una inflamación crónica en el área coccígea.

Las causas desencadenantes pueden ser múltiples: en la mayoría de los casos, los accidentes o eventos traumáticos causados ​​por impacto del cóccix con superficies duras, o traumatismos en la columna y caídas son el origen de la afección.

Otros factores de riesgo pueden ser la sobrecarga de la región lumbar, el parto, el sobrepeso o el desgaste propio de la edad.

Cuando no se puede identificar una causa aparente, hablamos de formas idiopáticas.

Ciertas actividades deportivas, como los deportes de contacto, el patinaje, la equitación o el esquí, presentan un alto riesgo de lesión del coxis: aunque a menudo se trata de simples contusiones, los traumatismos violentos también pueden provocar fracturas y luxaciones (es decir, desplazamiento del coxis de su posición anatómica original).

En estos casos, la inestabilidad de la articulación por hiperlaxitud de los huesos coccígeos puede desencadenar un proceso inflamatorio que es la causa principal del dolor y la degeneración de los tejidos circundantes propios de la coccigodinia.

La coccigodinia también puede ocurrir como consecuencia de esfuerzos repetidos que implican una gran movilidad del área sacrococcígea, o como resultado de una mala postura al conducir o trabajar: la fricción continua y la presión persistente en las vértebras inferiores de la columna vertebral pueden inducir microtraumatismos en el estructuras circundantes.

Precisamente por eso, los pacientes obesos pueden experimentar una subluxación posterior del cóccix, ya que el gran peso ejerce una mayor presión intrapélvica.

Otra causa importante de la aparición de la coccigodinia es la degeneración de los tejidos y cartílagos debido al envejecimiento.

El embarazo también puede considerarse un factor de riesgo, ya que durante el tercer trimestre se produce una hiperflexión del cóccix para facilitar el parto, lo que puede provocar el desplazamiento de la articulación.

Más raramente, la coccigodinia puede estar asociada con la aparición de tumores, osteosarcomas, quistes pilonidales, compresión de raíces nerviosas o infecciones.

¿Cuáles son los síntomas principales?

La coccigodinia es una afección caracterizada principalmente por dolor o ardor localizado en la base de la espalda, donde se encuentra el cóccix.

El dolor puede variar de un paciente a otro y tiende a empeorar con el tiempo; en casos severos, puede llegar a ser tan intenso que perjudique el desempeño de muchas actividades diarias, como conducir, sentarse o agacharse.

El malestar tiende a empeorar especialmente cuando el paciente pasa de estar sentado a estar de pie, o al asumir posiciones que ejercen más presión sobre la zona sacra.

Los pacientes con coccigodinia también pueden presentar síntomas como:

  • Dolor de espalda y ardor en la zona lumbar;
  • Dolor en las piernas, glúteos o caderas;
  • Estreñimiento y dolor antes o durante la evacuación;
  • Molestias intestinales o dolor de estómago;
  • Dolor durante el acto sexual, aunque más raramente;
  • Dismenorrea en mujeres, es decir ciclo menstrual particularmente doloroso;
  • En el caso de lesiones de origen traumático, pueden presentarse hematomas y hematomas;

Diagnóstico

En general, una cuidadosa prueba objetiva por parte del médico es suficiente para diagnosticar la coccigodinia: él o ella evaluará los síntomas informados por el paciente, recopilará una historia personal y familiar exhaustiva y, finalmente, realizará un examen completo de la región lumbar.

A través de la palpación, será posible descartar preliminarmente la presencia de masas anormales, abscesos e infecciones: como se mencionó anteriormente, la coccigodinia no es una condición particularmente grave, pero puede ser un síntoma de otras patologías que deben ser tratadas con prontitud.

Para enmarcar mejor el caso que se examina, el paciente debe tomar una radiografía o una resonancia magnética tanto en posición sentada como de pie: la comparación de las imágenes permite determinar la movilidad excesiva o anormal de la articulación sacrococcígea, que en sí misma es bastante rígida. y permite detectar la presencia de fracturas y lesiones óseas.

Cuidado y tratamiento

El tratamiento de la coccigodinia puede variar mucho de un caso a otro, según las causas subyacentes del trastorno y la extensión de los síntomas informados.

En la mayoría de los casos, esta enfermedad responde bien a la terapia con medicamentos dirigidos basada en:

  • Fármacos analgésicos para reducir el dolor como paracetamol y tramadol, o aplicación cutánea de cremas y ungüentos específicos;
  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) que ayudan a reducir la inflamación y tienen buenas propiedades analgésicas. Los fármacos más utilizados incluyen ibuprofeno y naproxeno;
  • Medicamentos relajantes musculares para aliviar la contracción muscular. Un ejemplo sería el tiocolchicósido;

Para casos caracterizados por síntomas más intensos, se puede optar por el tratamiento con inyecciones de corticoides como metilprednisolona o triamcinolona, ​​junto con anestésicos locales.

Con este enfoque de tratamiento, los síntomas generalmente se resuelven en unas pocas semanas.

En muchos casos, puede ser útil combinar tratamientos farmacológicos con una terapia complementaria que implique un período de reposo y técnicas de manipulación espinal utilizadas en fisioterapia, osteopatía y quiropráctica.

Además, el uso de cojines especiales y asientos diseñados adecuadamente para aliviar la presión sobre el coxis puede ayudar a aliviar el dolor al realizar ciertas actividades.

En casos más severos, cuando el abordaje conservador no arroja resultados satisfactorios, puede ser necesario intervenir con una operación quirúrgica para resolver el trastorno: la coccigectomía consiste en la extirpación total o parcial de las vértebras del cóccix; para preservar toda la funcionalidad, los músculos, tendones y ligamentos que están unidos al segmento óseo extraído se vuelven a conectar a las otras partes de la pelvis.

La coccigectomía puede requerir un tiempo de recuperación bastante largo que puede oscilar entre unas pocas semanas y varios meses.

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