Cáncer de pulmón: síntomas, diagnóstico y prevención

El cáncer de pulmón generalmente comienza con una lesión en la bifurcación de los bronquios como resultado de agresiones repetidas en el tiempo por irritantes.

A nivel de la bifurcación, el epitelio que recubre los bronquios es particularmente susceptible a lesiones y la propia bifurcación favorece el depósito de agentes cancerígenos (humo de tabaco, pintura, contaminación, etc.).

La irritación inicial que sigue resulta en el crecimiento de células secretoras de moco, como un intento de defensa, pero con el tiempo estas células son reemplazadas por células escamosas estratificadas y su evolución conlleva invariablemente la desorganización de la mucosa bronquial, con la aparición de más o atipia menos evidente (metaplasia).

Si todo el espesor de la mucosa se ve afectado por esta disrupción, se habla de 'carcinoma in situ', la primera etapa del tumor propiamente dicho, que luego se desborda de la mucosa bronquial e invade el parénquima circundante.

Esta etapa (desde la inflamación inicial hasta el desarrollo extramucoso) tiene una duración de 10-20 años y los agentes que la provocan son todas las sustancias reconocidas como cancerígenas: en primer lugar el humo del tabaco, luego el amianto, los hidrocarburos aromáticos, el níquel, el cromo, las pinturas y todas las sustancias ambientales y laborales. contaminantes

Cáncer de pulmón: epidemiología

El cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer en hombres mayores de 35 años, y la segunda en mujeres de 35 a 75 años, con un incremento paulatino a lo largo de los años para estas últimas, de modo que, si las cosas no cambian, también convertirse en la primera causa de muerte por cáncer para las mujeres con el tiempo.

La línea de mortalidad es paralela a la de la incidencia, ya que la supervivencia a los 5 años de un paciente con cáncer de pulmón no supera el 15%, teniendo en cuenta que el 70% de los pacientes ya tienen metástasis ganglionares oa distancia en el momento del diagnóstico.

Signos y síntomas del cáncer de pulmón

Cuando el cáncer de pulmón comienza a crecer localmente e invadir el organismo, surgen signos y síntomas objetivamente evidentes experimentados por el paciente, que difieren según el modo de expansión de la masa tumoral, y se pueden enumerar de la siguiente manera:

Debido al crecimiento central (endobronquial):

  • tos por irritación de la mucosa de las vías respiratorias;
  • hemoptisis (emisión de sangre al toser);
  • sibilancias respiratorias;
  • estridor respiratorio;
  • disnea por obstrucción bronquial;
  • neumonía obstructiva (con fiebre y tos catarral).

Debido al crecimiento periférico:

  • dolor por infiltración de la pleura o de la pared torácica;
  • tos por compresión de las vías respiratorias;
  • disnea restrictiva (causada por compresión del pulmón y no por obstrucción bronquial);
  • absceso pulmonar.

Por afectación de ganglios linfáticos regionales o metástasis a distancia:

  • obstrucción traqueal por compresión por ganglios linfáticos agrandados;
  • disfagia por compresión en el esófago;
  • disfonía por parálisis del nervio recurrente;
  • disnea y elevación del diafragma por parálisis del nervio frénico;
  • síndrome de Bernard-Horner por parálisis del nervio simpático (estrechamiento de la rima del párpado, enoftalmos, miosis);
  • Síndrome de Pancoast en tumores del vértice de los pulmones (dolor intenso en el hombro y miembro superior, a lo largo del nervio cubital) por infiltración del octavo nervio cervical y primer nervio torácico;
  • síndrome de la vena cava superior (hinchazón y cianosis de la cara y cuello venas) por compresión vascular;
  • arritmias e insuficiencia cardiaca por invasión del corazón;
  • derrame pleural por obstrucción linfática.

Desafortunadamente, cuando los síntomas son evidentes y el tumor puede documentarse radiológicamente, el paciente ya ha sido atacado con la formación de metástasis regionales o a distancia, como lo revelan las autopsias de pacientes que fallecieron tras una escisión considerada 'curativa' de una cáncer de pulmón: en la autopsia, las células tumorales se encuentran muy a menudo incluso a cierta distancia del sitio del tumor primario, en muchos casos a nivel de la cavidad abdominal.

Cáncer de pulmón: diagnóstico

El problema del diagnóstico es complejo, pero se reduce fundamentalmente al hallazgo de una imagen pulmonar sospechosa mediante una radiografía de tórax, que si bien requiere una mayor investigación en un paciente sintomático o de alto riesgo, puede generar dificultades en el caso de un individuo asintomático al que se le ha tomado una radiografía por otras razones: antecedentes familiares, antecedentes personales, edad, hábito de fumar, exposición a carcinógenos ambientales u ocupacionales, exposición a enfermedades infecciosas que podrían causar la formación de un nódulo pulmonar, general se debe considerar el estado de salud, el riesgo quirúrgico y la situación psicológica.

Si todo esto conduce a una mayor investigación, el primer paso es una biopsia con análisis anatomopatológico, combinada con análisis citológico del esputo.

La radiografía estándar o la tomografía computarizada son las imágenes más importantes.

Es imprescindible disponer de radiografías antiguas del paciente (si existen), ya que la estabilidad del nódulo en el tiempo es un factor muy importante de probable benignidad.

Otro elemento favorable es la presencia de grandes calcificaciones en el interior del nódulo, sobre todo si adoptan un aspecto concéntrico, teniendo en cuenta, no obstante, que el cáncer puede desarrollarse en la proximidad de las calcificaciones, por lo que el aumento de volumen en poco tiempo supone un carácter pronóstico desfavorable.

El diagnóstico citológico es el medio de diagnóstico menos invasivo, con una sensibilidad del 60% al 70% para lesiones centrales, pero desafortunadamente mucho menor para lesiones periféricas pequeñas.

Si bien la obtención del esputo no es difícil, la confiabilidad de este examen lamentablemente no es absoluta, por lo que a menudo se recurre a muestreos más invasivos, ya sea por biopsia a través de broncoscopia o a través de la pared torácica: en este caso, si la lesión es visible directamente en el bronquio la sensibilidad diagnóstica es del 95%, mientras que para las lesiones periféricas vuelve a descender hasta el 60-70%.

Estadificación del cáncer de pulmón

La estadificación del cáncer de pulmón es indispensable para determinar el pronóstico y elegir la terapia más efectiva.

Una anamnesis minuciosa y una exploración física precisa deben ir acompañadas de pruebas de laboratorio (hemograma imprescindible, función hepática, dosificación sérica de calcio) y, por supuesto, de un estudio radiológico preciso mediante radiología tradicional, TAC y RM.

La clasificación más utilizada es el método TNM, en el que se abrevia el tumor (T), los ganglios linfáticos (N) y cualquier metástasis (M).

El esquema completo es el siguiente:

Tumor

Tx – sin tumor

Tx: citología positiva pero tumor no detectable;

T1S: carcinoma in situ;

T1 – tumor

T2 – tumor

T3: diámetro ³ 3 cm con extensión a la pleura visceral o a la pared torácica o que surge a menos de 2 cm de la carina traqueal

T4: invasión del corazón, grandes vasos, esófago, tráquea, vértebras, pleura.

Ganglios linfaticos

N0 – no afectado;

N1: ganglios linfáticos peribronquiales o hiliares ipsolaterales afectados;

N2: ganglios linfáticos mediastínicos afectados;

N3: ganglios linfáticos mediastínicos o hiliares contralaterales afectados; cualquier ganglio linfático supraclavicular afectado.

Metástasis

M0 – ausente;

M1 – presente.

Terapia para pacientes con cáncer de pulmón.

La terapia se basa esencialmente en la extirpación quirúrgica del tumor, combinada con radioterapia para controlar la situación local.

El uso de la quimioterapia, otro pilar fundamental en la lucha contra el cáncer, es controvertido en el caso del pulmón, ya que los estudios han arrojado resultados discordantes.

Sin embargo, a partir de los datos disponibles, parece que la combinación de radioterapia más quimioterapia prolonga la supervivencia del paciente.

prevención del cáncer de pulmón

La forma más importante de prevención es disuadir el tabaquismo, especialmente entre los jóvenes: el problema no es solo médico sino también social, económico y político, y si no queremos provocar la muerte de unos 34,000 italianos cada año, decisiones drásticas deben tomarse que afectan a aspectos económicos nada desdeñables.

Es casi imposible evitar por completo el tabaquismo pasivo, pero las prohibiciones impuestas en lugares públicos y lugares de trabajo, especialmente en presencia de niños, deben cumplirse en todo momento.

¡Desafortunadamente, es desalentador ver a las madres jóvenes empujando una silla de paseo con su hijo pequeño mientras fuman un cigarrillo en silencio!

Por último, el estilo de vida también importa: el ejercicio y una dieta saludable (mucha fruta y verdura) son pilares fundamentales en la prevención de muchas enfermedades, incluido el cáncer.

Desde hace un tiempo, el cribado mediante TAC helicoidal (un sistema especial de tomografía computarizada, en el que la camilla se mueve continuamente en sincronía con el aparato, consiguiendo así obtener imágenes mucho más nítidas y 'fijas' a pesar de los movimientos respiratorios y cardíacos) ha se ha propuesto, pero los resultados aún están en discusión, ya que la eficacia del cribado en términos de reducción de la mortalidad no ha sido inequívoca: los estudios publicados han informado de un aumento significativo de los diagnósticos de cáncer de pulmón gracias a esta prueba, no siempre asociado, sin embargo, con consistente descensos en la mortalidad.

Por ejemplo, un estudio italiano de 2009 no mostró ningún beneficio sobre la mortalidad general, mientras que los resultados del estudio estadounidense más grande (NSLT: National Screening Lung Trial = 53,000 fumadores actuales o anteriores) publicado en 2011 mostraron que los sujetos evaluados durante tres años con TC espiral en comparación con el examen convencional de rayos X, resultó en una reducción del 20 % en la mortalidad específica por cáncer de pulmón, pero solo una reducción del 6.9 % en la mortalidad general.

El estudio del IEO (Instituto Europeo de Oncología) también arrojó resultados que apuntan en la misma dirección, añadiendo la identificación de ciertos marcadores moleculares (micro-ARN) que podrían aumentar el potencial del cribado.

Actualmente, la indicación es someter a una tomografía computarizada helicoidal no a toda la población, sino solo a una categoría seleccionada de sujetos: hombres, mayores de 50 años, fumadores o exfumadores.

Finalmente, es fundamental recordar un dato: el cese del tabaquismo es la mejor prevención posible y la abstinencia tabáquica durante siete años consigue la misma disminución de la mortalidad que el cribado con TC helicoidal.

Hasta que la gente no esté convencida de que fumar es el peor enemigo de su salud, el cáncer de pulmón (junto con muchos otros tipos de cáncer) seguirá matando sin piedad.

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