Heridas y úlceras por presión: la importancia de la prevención de las 'heridas difíciles'

El término "herida" en medicina se refiere a un tipo particular de herida, caracterizada por la interrupción de uno o más de los tejidos externos del cuerpo y causada por isquemia (interrupción de los vasos sanguíneos) y posterior necrosis (muerte celular) de la piel y, en el caso de una llaga grave, de los tejidos subyacentes

Las llagas a menudo se denominan 'heridas difíciles' precisamente porque, a diferencia de la mayoría de las heridas, las llagas tienden a ser 'heridas crónicas', es decir, no cicatrizan dentro de los 60 días de su aparición.

La interrupción del flujo sanguíneo, que conduce a la muerte del tejido y la formación de la llaga, puede ser causada por diversas causas externas e internas.

Causas de la herida

Una de las causas externas más frecuentes de llagas son las lesiones por decúbito, es decir, heridas que aparecen progresivamente como consecuencia de la presión del peso corporal sobre un único punto de la piel, que queda comprimido entre la prominencia ósea, (ejemplos típicos: cadera o talón) contra la cama o una silla de ruedas.

Las lesiones por decúbito son propias de personas que, por razones de discapacidad física o incluso psíquica, tienen movilidad limitada o están encamadas durante largos periodos (coma, parálisis, fractura de fémur en ancianos…).

La principal causa etiológica de la herida en este caso es la presión crónica, sin embargo, es innegable que la lesión se ve favorecida por otros factores, como la edad avanzada del paciente o patologías circulatorias crónicas.

Insuficiencia circulatoria y diabetes.

Otros ejemplos de causas de llagas son las arterias y venas insuficientes, por lo que el suministro de sangre correcto no llega al tejido de la piel, especialmente en las extremidades, ya que estas son áreas denominadas 'periféricas' y la presión en ellas es inevitablemente menor que en las áreas centrales del cuerpo, más cerca del corazón.

Otra causa típica más puede ser la enfermedad diabética, que si no se trata provoca daños en la microcirculación que conducen a la hipoperfusión de partes del tejido que se ulceran fácilmente, típicamente los pies.

La importancia de la prevención de heridas por presión

Por lo tanto, la curación de una úlcera por presión es muy lenta y, a menudo, es difícil, si no imposible, eliminar la causa de la úlcera: por ejemplo, es difícil evitar que se formen úlceras por presión en un paciente tetrapléjico.

Por ello, la atención del médico, de la enfermera, debe centrarse sobre todo en la prevención de la aparición de este tipo de heridas (por ejemplo, movilizando periódicamente al paciente de forma pasiva) más que en el tratamiento, que suele ser muy complejo, especialmente si la llaga es profunda y/o se infecta, poniendo en algunos casos incluso en riesgo la vida del paciente.

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Medicina en línea

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