Pie hueco: qué es y cómo reconocerlo

El pie hueco es una alteración estructural del pie caracterizada por un aumento del arco longitudinal del pie

Puede depender de varias causas y, en ocasiones, puede representar la punta del iceberg de enfermedades neurológicas más importantes que no deben subestimarse.

Por ello se puede considerar como una patología de competencia multidisciplinar porque involucra a varios especialistas entre los que se encuentran el ortopedista, el radiólogo, el neurólogo y el genetista.

Tipos de pie hueco

El pie hueco se puede clasificar desde un punto de vista morfológico en 3 situaciones

  • pie hueco posterior, es decir, que afecta a la parte posterior del pie. Se debe principalmente a la verticalización del calcáneo;
  • Pie hueco anterior, es decir, que involucra la parte anterior del pie. Se debe principalmente a la flexión plantar del antepié;
  • Pie hueco mixto, es decir, que afecta a ambas partes del pie.

Las causas del pie hueco

Esta deformidad tiene una clasificación etiológica, que se puede atribuir a 3 causas particulares:

  • pie hueco idiopático-congénito;
  • pie hueco por causas neuromusculares;
  • pie hueco debido a un traumatismo o lesión.

Pie hueco idiopático-congénito

El pie hueco idiopático-congénito, también definido como fisiológico-familiar, se debe a causas atribuibles a miembros del propio hogar que también tienen un pie hueco.

Es una patología que suele afectar a ambos pies (simétrica), no es evolutiva y aparece desde la infancia.

A veces, este tipo de pie hueco también se corrige a medida que el niño crece, con los años, porque no se desarrolla en un sentido de empeoramiento, como sucede con los otros tipos.

Pie hueco neuromuscular

El pie hueco neuromuscular es el más grave en cierto sentido porque es la manifestación clínica de una patología neurológica latente como, por ejemplo, una neuropatía sensitivo-motora hereditaria o la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (CMT), expresiones de la enfermedad neurológica hereditaria. patologías que deben ser absolutamente identificadas y tratadas lo antes posible.

Además de éstas, también pueden existir enfermedades del sistema nervioso central como el meningocele o el mielo-meningocele, o enfermedades 'adquiridas' del sistema nervioso como la poliomielitis, la parálisis cerebral infantil o las lesiones del nervio ciático.

Pie hueco debido a un traumatismo o lesión

El tercer tipo de pie hueco está causado, por ejemplo, por fracturas complejas, que pueden afectar principalmente al mediopié (es decir, la parte central del pie) oa los metatarsianos, o también por fracturas de la pierna.

A estas también se suman lesiones tendinosas, como por ejemplo el tibial anterior o el peroneo corto, porque se genera un desequilibrio muscular que acentúa la deformidad en el pie hueco; o quemaduras, especialmente si ocurren en la infancia, en la edad pediátrica, que pueden conducir a la retracción de los tejidos blandos de la piel y evidenciar un pie hueco.

Los llamados síndromes compartimentales también pueden incluirse entre las causas del pie hueco en el tercer tipo.

¿Cómo se manifiesta el pie hueco?

Un pie hueco se puede reconocer por la forma del pie, que tiene un arco plantar aumentado.

Si ya existen casos similares de pie hueco en la familia, sin que necesariamente den lugar a patologías neuromusculares o patologías secundarias, el niño hereda este trastorno por parte de la madre o del padre.

A menudo, las medidas correctivas simples, como las ortesis, son útiles.

Una persona suele acudir a un especialista porque presenta diversos síntomas como, por ejemplo, metatarsalgia, es decir, dolor en la planta del pie, quizás con aparición de hiperqueratosis (callosidad) en la zona plantar anterior, o inestabilidad del tobillo, una de cuyas posibles causas es el pie hueco, o, en casos de pie hueco neuromuscular, debilidad y fatiga.

La aparición de dedos en garra también puede ser una señal de advertencia.

Diagnóstico de pie hueco

Al visitar al médico, se examina al paciente acostado en el sofá o de pie; se le hace andar y se realiza un análisis de la marcha que proporciona una visión más amplia del funcionamiento de los pies huecos, es decir, con apoyo principalmente en el borde exterior (en supinación).

Si es necesario, se puede proceder con la baropodometría, que consiste en hacer caminar a la persona sobre una plataforma, detectando cualquier desajuste del pie, o situaciones en las que los músculos activados funcionan o no funcionan.

También es posible notar áreas del pie que se inclinan demasiado, como en la parte delantera o trasera, el llamado efecto trípode.

Como apoyo a la clínica y una anamnesis muy precisa, se pueden realizar exámenes instrumentales para confirmar aún más el diagnóstico.

Estas incluyen

  • Radiografía de los pies en carga, más frecuente;
  • Tomografía computarizada de los pies que soportan peso, cuando sea necesario;
  • imágenes de resonancia magnética, más raras;
  • ultrasonido, más raro.

Diagnóstico de pie hueco de causa neuromuscular

Obviamente, no todos los pies huecos necesitan someterse a tomografías computarizadas de este tipo.

En el caso de pies huecos con causas principalmente neuromusculares, es importante realizar una electromiografía.

En casos de patologías neuromusculares como distrofias musculares, Charcot-Marie-Tooth y otras, se puede realizar un examen de ADN o incluso un análisis de sangre para evaluar las enzimas denominadas CPK (creatina fosfocinasa), lo cual es útil para investigar posibles miopatías. o, en casos aún más severos, una biopsia muscular.

Una evaluación neurológica también es esencial en estas circunstancias.

¿Cómo se trata la enfermedad?

El tratamiento puede ser

  • conservador
  • quirúrgico.

Tratamiento conservador con ejercicios

Desde el punto de vista conservador, que siempre es el primer paso a no ser que se trate de un pie neuromuscular hueco, podemos proceder con la fisiocinesiterapia.

Cuando el pie hueco es leve, y por tanto no presenta una progresión hacia la deformidad, se puede utilizar la gimnasia con la ayuda de un fisioterapeuta (previa valoración fisiátrica).

Esta práctica es útil para varios aspectos.

  • prevención de contracturas
  • preservación de la propiocepción, especialmente en la adolescencia;
  • fortalecer las estructuras del ligamento capsular del tobillo en caso de inestabilidad.

plantillas

Como ya se ha comentado, otra intervención conservadora es el abordaje podológico mediante plantillas y ortesis digitales de silicona (órtesis), que son básicamente útiles para evitar sobrecargas y evitar la formación de callosidades.

Actúan repartiendo la presión del soporte, aumentando la superficie y evitando posibles conflictos con el calzado.

El calzado debe adaptarse al tamaño del pie, continúa el ortopedista.

Tratamiento quirúrgico

El tratamiento es quirúrgico e interviene sobre el hueso de varias formas:

  • osteotomía del talón o metatarsianos, operación que fractura el hueso para realinearlo;
  • artrodesis, una operación para bloquear una o dos articulaciones, con la participación del dedo gordo del pie o los dedos en garra. El dedo gordo del pie a veces también puede entrar en la mandíbula (dedo del pie flexionado).

Además de las operaciones en los huesos, se pueden realizar operaciones en partes blandas como los tendones mediante tenodesis o transposiciones tendinosas.

Lo importante es intentar recuperar un cierto equilibrio muscular.

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Fuente:

GSD

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