Terapias de rehabilitación en el tratamiento de la esclerosis sistémica.

La esclerosis sistémica, o esclerodermia, es una enfermedad del tejido conectivo caracterizada por cambios vasculares que inducen fibrosis en la piel y otros órganos y sistemas.

En su forma avanzada, puede conducir a un deterioro de los sistemas musculoesquelético, cutáneo y respiratorio y, por esta razón, requiere una terapia de rehabilitación multidisciplinar adecuada.

Alteraciones de las manos y la cara: un síntoma incapacitante de la esclerosis sistémica

Característica de la esclerosis sistémica es la afectación de la piel, aspecto muy debilitante presente en todos los pacientes y de tendencia centrípeta, que afecta precoz y electivamente las manos y el rostro, pero que luego puede extenderse a otras localizaciones cutáneas.

La afectación cutánea se puede dividir en tres fases sucesivas, que son especialmente evidentes cuando se habla de las manos: la fase edematosa, en la que se restringe el movimiento de los dedos y la función de las manos; la fase esclerótica, en la que se produce la fibrosis de la piel, que aumenta de consistencia y se vuelve inelástica, brillante y adherente al subcutis, que a su vez, al encogerse, determina las deformidades de las manos y el rostro; y la fase atrófica, en la que la piel se adelgaza, los dedos se endurecen en flexión hasta la deformidad denominada “manos en garra”, y los movimientos de las manos y muñecas se reducen aún más. Las alteraciones de la esclerodermia, por lo tanto, son significativamente discapacitantes para el paciente, ya que conducen a un uso deficiente de las extremidades y ulceraciones dolorosas.

Las alteraciones anatómicas y funcionales de las manos y la cara también son causadas y agravadas por el deterioro del sistema musculoesquelético y la microcirculación.

El rostro, por ejemplo, muestra pliegues radiales alrededor de la boca, nariz afilada y arrugas planas.

Pero las consecuencias de la esclerodermia también se pueden ver a nivel temporomandibular, con dolor y disminución del movimiento de la mandíbula, cambios dentales y paradentales y paladar hendido.

Terapia de rehabilitación para manos y rostro.

En la esclerosis sistémica, el tratamiento de rehabilitación es eficaz para prevenir y reducir el deterioro de las manos y la cara, en contraste con la terapia con medicamentos, que tiene poco efecto.

Sin embargo, para asegurar la recuperación de la movilidad articular y la elasticidad de la piel y limitar las deformidades, el diagnóstico precoz y la actuación precoz son fundamentales.

En cuanto a las manos, la vía de rehabilitación tiene como objetivo mejorar el movimiento y la fuerza de las extremidades e implica un programa de ejercicios de estiramiento, manipulaciones, movilización de los dedos y masajes.

El primer enfoque de rehabilitación debe centrarse en la piel.

El posible uso de aparatos ortopédicos puede ser útil para proteger y descansar las articulaciones, pero es esencial una evaluación cuidadosa por parte del médico no solo antes de aplicar el aparato ortopédico, sino también durante su uso.

En la rehabilitación facial, por otro lado, los objetivos del médico son mejorar las funciones bucales, como masticar y tragar, recuperar la expresión facial y restaurar la alineación correcta de la cabeza.

Los ejercicios de estiramiento facial implican una exageración de los movimientos faciales normales y ejercicios de fortalecimiento de los músculos de la boca. Además, se añadirán una serie de técnicas manuales y manipulaciones.

El rostro es una región íntima y delicada del cuerpo, y el trabajo de rehabilitación de los pacientes puede resultar particularmente agotador.

Rehabilitación integral: una necesidad para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esclerosis sistémica

En general, la esclerodermia debilita al paciente de forma global, provocando cambios musculoesqueléticos importantes, comenzando por la columna cervical.

Para ello es necesario un programa de rehabilitación que lo tenga en cuenta y esté dirigido a mejorar la postura, la respiración, el tono muscular y el estado general de salud.

¿De qué tipo de terapia estamos hablando? Ejercicios aeróbicos de intensidad creciente en ausencia de afectación pulmonar, por ejemplo, combinados con fortalecimiento muscular, ejercicios respiratorios y estiramientos.

Pero también terapias que mejoran la circulación sanguínea mediante la producción de calor, por ejemplo, utilizando piscinas climatizadas, lodo termal y compresas de agua caliente.

La esclerosis sistémica es una enfermedad compleja, que requiere un tratamiento de rehabilitación continuo y constante y, por tanto, requiere la implicación y participación del paciente para aumentar las posibilidades de éxito del tratamiento.

Esto puede provocar fatiga general y un estado de ánimo deprimido, especialmente debido a los constantes compromisos terapéuticos. Por ello, el médico se cuidará de no cansar excesivamente al paciente y propondrá intervenciones terapéuticas específicas y necesarias.

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Fuente:

Humanitas

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