Vasa previa: causas, factores de riesgo, síntomas, diagnóstico, tratamiento y riesgos para el feto y la madre

Vasa praevia (o 'vasa previa' o 'vasa previ') son una complicación obstétrica caracterizada por la presencia de vasos sanguíneos fetales que discurren cerca o delante del orificio interno del útero

Estos vasos, ubicados dentro de las membranas del saco vitelino pero sin el apoyo del cordón umbilical o la placenta, corren el riesgo de sangrar cuando se produce la ruptura de las membranas de sostén del embarazo.

Vasa previa y placenta previa

Vasa previa podría considerarse un tipo de placenta previa, sin embargo, las dos condiciones son distintas.

Para simplificar los conceptos:

  • en la vasa previa, los vasos sanguíneos que llevan el alimento al feto se ubican frente o cerca del cuello uterino;
  • por el contrario, en la placenta previa (o 'placenta baja') es la propia placenta la que se coloca delante o cerca del cuello uterino.

En ambos casos, los riesgos son elevados tanto para la mujer como para el feto.

La expresión 'vasa previa' se deriva del latín; 'vasa' significa vasos y 'previa' proviene de 'pre' que significa 'antes' y 'via' que significa 'lejos', lo que indica que los vasos están ubicados antes que el feto en el canal de parto.

Esta condición ocurre en aproximadamente 6 de cada 10000 embarazos.

Causas de vasa previa

Vasa praevia ocurre cuando los vasos fetales desprotegidos pasan a través de las membranas fetales cerca o por encima del cuello uterino, a través del cual el feto llega a la vagina durante el parto.

Estos vasos pueden originarse a partir de una inserción velamentosa del cordón umbilical o pueden unirse a un lóbulo placentario accesorio (sucenturiado) al disco placentario principal.

Si estos vasos fetales se rompen, la hemorragia proviene de la circulación fetoplacentaria y el feto sangrará rápidamente, lo que posiblemente resulte en su muerte.

Se cree que Vasa previa es el resultado de una placenta previa temprana

A medida que avanza el embarazo, el tejido placentario que rodea los vasos por encima del cuello uterino se atrofia y la placenta crece preferentemente hacia la parte superior del útero: esto deja vasos desprotegidos que fluyen sobre el cuello uterino y hacia el segmento uterino inferior, como se demostró mediante ecografía seriada.

Olese et al. encontraron que dos tercios de las pacientes con vasa previa al momento del parto tenían placenta baja o placenta previa que se resolvió antes del parto.

Los factores de riesgo incluyen placenta baja y fertilización in vitro.

Esta condición se observa más fácilmente en casos de inserción velamentosa del cordón umbilical, en presencia de lóbulos placentarios accesorios y en embarazos múltiples.

Diagnóstico de vasa previa

La tríada clínica clásica consiste en rotura de membranas, sangrado vaginal indoloro y bradicardia fetal.

Es una condición que rara vez se puede confirmar antes del parto, pero se puede sospechar al observar en el ecodoppler color un flujo de sangre a través del orificio uterino interno.

El diagnóstico generalmente se confirma después del parto al examinar la placenta y las membranas fetales y, a menudo, cuando se hace el diagnóstico, el feto ya está muerto, ya que la pérdida de sangre constituye una parte importante del volumen de sangre fetal.

Tipos de vasa previa

Hay tres tipos de vasa previa. Los tipos 1 y 2 fueron descritos por Catanzarite et al:

  • En el tipo 1, hay una inserción velamentosa con vasos que se extienden por encima del cuello uterino.
  • En el tipo 2, los vasos sin protección fluyen entre los lóbulos de una placenta bilobulada o succenturiada.
  • En el tipo 3, una porción de la placenta que recubre el cuello uterino se atrofia. En este tipo, hay una inserción normal del cordón placentario y la placenta tiene un solo lóbulo, pero los vasos en los bordes de la placenta están expuestos.

En el caso de vasa previa, el principal riesgo es el desangrado del feto, que a menudo conduce a la muerte.

Tratamiento

Se recomienda que las mujeres con vasa previa den a luz por cesárea electiva antes de que se rompan las membranas.

Dado que el momento de la ruptura de la membrana es difícil de predecir, se recomienda una cesárea electiva a las 35-36 semanas.

Esta edad gestacional proporciona un equilibrio razonable entre el riesgo de muerte y prematuridad.

Dado que estas pacientes tienen riesgo de parto prematuro, se recomiendan esteroides para promover la maduración pulmonar fetal.

Cuando se produce una hemorragia, la paciente entra en trabajo de parto o, si se rompen las membranas, suele estar indicado el tratamiento inmediato con una cesárea de urgencia.

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