Meningitis, causas y síntomas

La meningitis es una enfermedad inflamatoria de las meninges, las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal.

La infección afecta las membranas y el líquido (líquido cefalorraquídeo) que fluye entre ellas.

La enfermedad afecta principalmente a niños menores de 5 años, jóvenes entre 18 y 24 años y ancianos

Algunas cepas bacterianas que causan la meningitis son contagiosas y pueden transmitirse de una persona a otra al toser, estornudar, compartir cepillos de dientes o cubiertos durante las comidas.

Las personas que viven y duermen en ambientes comunales, como estudiantes o militares en cuarteles, tienen mayor riesgo de infectarse.

La meningitis puede presentarse en forma aguda, si el cuadro clínico se completa en horas o días, o crónica, con síntomas que duran semanas o meses.

Causas de la meningitis

La enfermedad suele ser infecciosa (meningitis de origen bacteriano, viral o fúngico) pero también puede ser causada por agentes químicos y físicos, o como respuesta a neoplasias y enfermedades autoinmunes.

La meningitis viral, también llamada meningitis aséptica, es la más común. Se resuelve en unos diez días y por lo general no tiene consecuencias graves.

La meningitis bacteriana es más rara, pero puede tener consecuencias fatales.

Por lo general, la infección bacteriana se origina en otra parte del cuerpo, desde donde la bacteria puede llegar a las meninges a través del torrente sanguíneo.

Las bacterias responsables pertenecen a diferentes especies:

  • Meningococo (Neisseria meningitidis). La transmisión se produce por vía respiratoria. En el 10-20% de los casos la enfermedad es rápida y aguda, con un curso fulminante que puede conducir a la muerte en pocas horas a pesar del tratamiento adecuado.
  • Neumococo (Streptococcus pneumoniae). Llega al cerebro a través del torrente sanguíneo desde otras partes del cuerpo. Puede estar asociado con una infección del sistema respiratorio o auditivo.
  • Haemophilus influenzae (Haemophilus). Hasta la década de 1990 era un agente muy común de meningitis. Luego, con la llegada de la vacuna, se redujeron mucho los casos provocados por esta bacteria. La infección por Hib se origina en el tracto respiratorio.
  • Listeria: extremadamente rara, afecta principalmente a personas inmunodeprimidas.
  • La meningitis micótica (procedente de hongos) generalmente ocurre en personas cuyo sistema inmunitario está deprimido por alguna razón, como los pacientes con SIDA, para quienes aún puede ser potencialmente mortal.

Finalmente, la meningitis también puede resultar de alergias, algún tipo de cáncer y enfermedades inflamatorias.

Los síntomas de la meningitis

La meningitis bacteriana puede presentarse inicialmente con síntomas muy generales similares a los de otras enfermedades del resfriado.

Los síntomas suelen empeorar en un par de días.

La meningitis bacteriana puede ocurrir repentinamente, acompañada de fiebres muy altas, dolores de cabeza agudos, vómitos, endurecimiento de la cuello, somnolencia, convulsiones, intolerancia a la luz y falta de apetito.

En los bebés, algunos de estos síntomas no son muy evidentes: puede haber llanto continuo, irritabilidad, somnolencia y falta de apetito.

A veces se nota la hinchazón de la cabeza.

El diagnóstico de meningitis se realiza con un análisis del contenido de LCR y un cultivo bacteriano.

La identificación precoz de la especie bacteriana causante de la infección es el único método para actuar adecuadamente tanto en el tratamiento como en la prevención del contagio a otros individuos.

Meningitis: complicaciones

La meningitis es una enfermedad potencialmente fatal, que progresa rápidamente; desde el inicio de los síntomas hasta la muerte pueden pasar algunas horas.

La mortalidad varía claramente según el agente infectante, y en general la forma viral es más benigna, mientras que la forma bacteriana tiene una mortalidad significativamente mayor.

Además de poner en peligro la vida, la enfermedad puede tener complicaciones neurológicas graves y permanentes (pérdida de la audición, la visión, la capacidad de comunicarse y aprender, daño cerebral, parálisis).

Las complicaciones no neurológicas pueden incluir daños en los riñones y las glándulas suprarrenales.

Tratamiento de la meningitis

En cuanto a la meningitis bacteriana, el tratamiento más adecuado es la antibioticoterapia, que puede ser más eficaz si se identifica la cepa agente de la infección.

 

En el caso de las meningitis de origen vírico no existe tratamiento antibiótico, pero los síntomas suelen resolverse por sí solos en una semana con el tratamiento aplicado a los síndromes gripales.

Es muy importante someter a profilaxis a todas las personas que han estado en estrecho contacto con el enfermo.

Desde la década de 1990, la vacunación contra Haemophilus Influenzae tipo B (Hib), que en nuestro país es una de las vacunas obligatorias para los recién nacidos, se ha convertido en algo habitual.

Las vacunas contra muchas cepas neumocócicas y algunas cepas meningocócicas también están disponibles en el mercado.

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