Insuficiencia Venosa Crónica: síntomas, tratamiento y prevención

La Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) es un trastorno caracterizado por la dificultad del retorno venoso al corazón. La IVC se puede dividir en dos grandes grupos, según la causa predominante: la IVC orgánica -producida por alteraciones reales de las venas- y la IVC funcional, debida a venas hiperactivas que, aunque normales y no enfermas en el sentido tradicional del término, son forzado a trabajar en exceso

La insuficiencia venosa crónica es una condición importante tanto desde el punto de vista epidemiológico como en términos de sus consecuencias económicas y sociales: se estima que aproximadamente el 30% de la población femenina italiana y el 15% de la población masculina están afectados en diversos grados.

Causas de insuficiencia venosa crónica.

La insuficiencia venosa crónica es causada por problemas circulatorios: la sangre venosa, que debería regresar al corazón desde la 'periferia' del cuerpo debido a la elasticidad de la pared venosa, tiende a estancarse en las venas de las piernas.

La IVC orgánica suele ser causada por varices (dilatación permanente de la pared de la vena), cuya formación está relacionada con el número de embarazos, el uso de anticonceptivos orales, la retención de líquidos, el sobrepeso, el estreñimiento crónico, los antecedentes familiares y el tipo de trabajo realizado.

La CIV funcional, por el contrario, está provocada por un exceso de trabajo de las venas provocado por una postura incorrecta, alteraciones en el bombeo muscular o linfedema.

Síntomas y diagnóstico de insuficiencia venosa crónica

La Insuficiencia Venosa Crónica se manifiesta a través de síntomas en los miembros inferiores que van desde la simple hinchazón hasta alteraciones más severas: pesadez en las piernas, hormigueo, picazón, ardor, dolor y calambres nocturnos, capilares prominentes, alteraciones de la piel, varices, ulceraciones.

Estos signos pueden presentarse en cualquier época del año, pero se acentúan especialmente durante los meses de verano.

El diagnóstico es esencialmente clínico. En muchos casos se puede hacer un diagnóstico preciso con el ecodoppler color, un examen inocuo e indoloro que evalúa la morfología y función de las venas de los miembros inferiores.

La Insuficiencia Venosa Crónica en sus primeras etapas no es un problema grave

Sin embargo, no debe descuidarse porque los síntomas, inicialmente leves, tienden a empeorar con el tiempo: el estancamiento de la sangre conduce a un aumento de la presión en las venas y el trastorno tiende a empeorar con el tiempo; también promueve la inflamación que puede dañar las células en las paredes de los vasos.

La CVI también puede promover complicaciones como flebitis, trombosis o ulceración y otros trastornos como celulitis y hemorroides.

La complicación más temida es la trombosis venosa profunda (TVP).

Tratamiento de la insuficiencia venosa crónica

El tratamiento de la Insuficiencia Venosa Crónica depende de la causa.

Si son causadas por várices, es suficiente su extirpación o esclerosis, con curación y desaparición completa de los síntomas.

En casos de problemas de circulación profunda, se prescriben medias elásticas especiales en su lugar.

Los medicamentos sirven principalmente para disminuir la extensión de las molestias, pero generalmente no son determinantes para la causa.

Para la DCV funcional -causada por un déficit postural o por un linfedema-, además de las medias elásticas y la medicación, se debe prescribir un reposapiés flebológico hemodinámico, cuyo objetivo es favorecer el bombeo muscular.

La fisioterapia y el masaje también pueden ser útiles.

Insuficiencia venosa crónica: ¿cómo prevenirla?

La prevención de la CIV es muy importante, especialmente en condiciones predisponentes (antecedentes familiares, largos periodos de bipedestación, embarazo) y para frenar la progresión de la enfermedad.

Estos son algunos consejos

  • use medias elásticas, una herramienta muy importante para la prevención y el tratamiento de todas las enfermedades venosas;
  • evite estar parado por largos períodos de tiempo;
  • ponerse de pie con frecuencia sobre los dedos de los pies (este ejercicio estimula el bombeo de los músculos de la pantorrilla, empujando la sangre hacia arriba);
  • camine el mayor tiempo posible;
  • dormir con los miembros inferiores levantados unos 15 centímetros, levantando la cama por los pies con un zócalo de madera o una almohada debajo del colchón;
  • evitar el calor directo en las piernas (el calor dilata y por lo tanto aumenta la estasis venosa);
  • use zapatos cómodos con un tacón de 2-3 centímetros y suela ancha, evitando las pantuflas y los zuecos;
  • corregir la postura y la marcha si es necesario con la ayuda de un soporte de arco ortopédico;
  • evitar el tabaco y el café, sustancias que tienen un efecto vasoconstrictor en las arterias.

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