Anorexia, Bulimia, Atracones... ¿cómo vencer los Trastornos de la Conducta Alimentaria?

By cristiano antonino On 27 de marzo, 2023

Los trastornos alimentarios como signos de malestar: los trastornos relacionados con la ingesta de alimentos son un importante signo de malestar, tanto cuando aparecen de forma ocasional -dolor de estómago, náuseas, vómitos matutinos- como más aún cuando los trastornos son constantes o frecuentes o más graves, como desarmonías en la ingesta de alimentos, como anorexia o bulimia y atracones

Cuando se ubican en la fase adolescente, los trastornos alimentarios tienen connotaciones específicas relacionadas principalmente con la experiencia corporal y la imagen, la identidad, las relaciones.

Trastornos de la alimentación: la comida, el cuerpo, el amor

Además de satisfacer una necesidad primaria dirigida a la supervivencia, la comida es un placer: sensorial, olfativo, visual, gustativo, táctil, relacional.

Desde el momento del nacimiento, representa para la 'persona-niño' el alimento físico pero también el alimento del 'cuidado' y del amor.

Y así se mantiene durante toda la vida.

Prueba de ello es el hecho de que almorzamos de buena gana con gente amable, mientras que con gente hostil 'cerramos el estómago'; se agradece una comida en la que se respira un ambiente afectuoso, mientras que un ambiente frío o tenso puede 'estropear' cualquier buen plato.

Las relaciones se expresan a través de la comida: la comida es un mediador de las relaciones, desde la infancia hasta la adultez tardía. Es por ello que a cualquier edad el chantaje alimentario puede estar presente.

La comida influye en el cuerpo, modificando sus dimensiones. “¡Come para que crezcas!”, sin embargo, se convierte en “yo como para engordar” para el adolescente. ¿Por qué es este particularmente el caso en la adolescencia?

En el transcurso de la pubertad, por efecto de las hormonas, el cuerpo cambia de proporciones; en las mujeres, se desarrolla una nueva redondez (pechos, caderas), que los adolescentes experimentan con ambivalencia, tanto en relación con modelos y dictados estéticos sociales específicos, como porque estos cambios son visibles y objeto de comentarios y comparaciones en el grupo de pares.

La adolescente está así en crisis con su cuerpo, a veces con la comida, a menudo con sus padres (más o menos explícitamente).

Y así la atención de la madre en la comida, las invitaciones a comer (la madre llora, el padre grita) no son aceptadas; por desafío, para experimentar la propia autonomía, para oponerse.

La ansiedad del adolescente choca y se suma a la ansiedad de los padres, que se manifiesta de forma agresiva o depresiva.

Puede ocurrir, pues, que sobre el malestar fisiológico, superable en un tiempo limitado, se injerte un malestar patológico.

Además de los modelos sociales, intervienen la estructura de la personalidad del adolescente, el tipo de relaciones familiares y la figura materna.

Después de un período de dieta inocente, se desencadena así una patología constante, que exige al sujeto un gasto considerable de energía y que a veces se complica con otros problemas.

El cuerpo exhibido y los Trastornos de la Alimentación

Todas las épocas han tenido sus propias formas de exhibir el cuerpo.

Las tipicidades de hoy se relacionan con:

La importancia del cuerpo y la belleza, principal objetivo en la vida de hombres y mujeres: para los primeros a través del cuidado de los músculos, la depilación…; para los segundos a través del maquillaje, la vestimenta y, en la edad adulta, la lucha contra la edad. A veces son los propios padres quienes refuerzan estos elementos en sus hijos e hijas.
La importancia de la delgadez. Estrellas de la publicidad, modelos, personalidades del mundo del espectáculo presentan modelos estéticos que a menudo son inalcanzables para la mayoría de las personas; la persona gordita está pasada de moda y también se muestra incapaz de hacer de su cuerpo lo que quiere que sea.
La importancia del grupo de iguales. La presión del grupo de iguales, tanto en la carne como en las redes sociales, combinada con la incapacidad para tomar decisiones autónomas, hace que el adolescente sea cada vez más prisionero de modelos sociales, basados en la apariencia y la exterioridad. Y al mismo tiempo sufre cada vez más su propio desajuste con los ideales propuestos.
Ropa. Amplifica las características físicas. Se experimenta como una amplificación del yo y como una condición para ser aceptado por el grupo de iguales.
Podemos observar que los propios padres a veces son esclavos de estos estereotipos: vemos niñas muy pequeñas con el pelo decolorado artificialmente, niños de tres años vestidos como adultos en miniatura.

Cabe agregar, sin embargo, que debemos preocuparnos cuando observamos que tal sobreestimación y sobreadaptación se combinan con baja autoestima, perfeccionismo, intolerancia a las emociones, problemas interpersonales.

como hacer prevencion

En la era del desarrollo, la familia y la escuela son los pilares fundamentales,

En la familia es importante, incluso imprescindible, que las figuras paternas acepten que amar y ser amado no significa estar de acuerdo en todas las cosas de la vida; estar dispuesto, por tanto, a reflexionar sobre el propio estilo educativo, el propio sistema de valores, los propios métodos de relación con los hijos y las hijas, la relación de pareja, a menudo subterráneamente conflictiva y que la perturbación del niño* obliga a salir a la luz. abierto.
Los docentes tienen la gran ventaja de poder conocer (al menos un poco) los pensamientos y observar el comportamiento de sus alumnos; y también de poder 'trabajar' con ellos en estos núcleos críticos:
conocimientos sobre alimentacion saludable
actitudes con respecto a la imagen corporal
la expresión de las emociones y, al mismo tiempo, adecuadamente contenidas
la mejora de los hábitos alimentarios
relaciones en el grupo de pares, es decir, pares, que incluye tanto a niños como a niñas.

Cuando surge el problema de la alimentación, la creación de redes es crucial.

Para los padres, poder dejar de lado el miedo a la confrontación y al juicio, los sentimientos de inadecuación al tener que pedir ayuda y la vergüenza del propio supuesto fracaso como educador son elementos esenciales para construir relaciones colaborativas sin competitividad.