¿Qué desencadena el trastorno bipolar? ¿Cuáles son las causas y cuáles son los síntomas?

¿Qué es el trastorno bipolar? ¿Cuáles son las causas y cuáles son los síntomas? Comorbilidad, eventos desencadenantes y el valor de un equipo multidisciplinar en el tratamiento del conocido trastorno del estado de ánimo, también conocido como trastorno bipolar

¿Qué es el trastorno bipolar?

El trastorno bipolar se caracteriza por la alternancia de fases, donde una fase puede prevalecer sobre la otra:

  • depresión;
  • manía.

Síntomas de depresion

La depresión o, más precisamente, el episodio depresivo mayor, se caracteriza por al menos 5 de los siguientes síntomas

  • estado de ánimo deprimido constante durante todo el día
  • disminución significativa del interés en la mayoría de las actividades y falta de motivación;
  • aumento/pérdida de peso con la correspondiente alteración del apetito;
  • alteración del sueño (insomnio o hipersomnia);
  • agitación, ansiedad, llanto recurrente;
  • concentración reducida;
  • sentimientos de culpa excesivos o inapropiados;
  • posible ideación suicida: se estima que la incidencia de suicidio en pacientes con trastorno bipolar es al menos 15 veces mayor que en la población general.

Los síntomas de la manía

La manía, por otro lado, implica:

  • euforia excesiva;
  • reducción de la necesidad de dormir;
  • mayor locuacidad;
  • actividad mental acelerada y distracción;
  • pérdida de contacto con la realidad;
  • Comportamiento de alto riesgo, del cual el sujeto no es consciente, como gastos y compras fuera de control, juegos de azar, actividad sexual promiscua, deportes extremos.

Episodio maníaco

Un episodio maníaco se define como un episodio que dura más o igual a 1 semana, caracterizado por:

  • estado de ánimo eufórico;
  • marcado aumento de energía;
  • presencia de 3 o más de los síntomas típicos de la manía.

Los pacientes en esta fase creen que están en su mejor estado de ánimo; sin embargo, es durante la fase maníaca cuando los sujetos pueden convertirse en un grave peligro para ellos mismos y para los demás.

Los episodios maníacos difieren de la manía en los siguientes aspectos:

  • psicosis maníaca: una manifestación más extrema, con síntomas que a menudo son difíciles de distinguir de la esquizofrenia, en la que los pacientes pueden tener delirios de grandeza o persecución, con pérdida frecuente del pensamiento y la conducta coherentes (delirio);
  • hipomanía: una forma menos extrema de manía. Para algunos pacientes, el funcionamiento no se ve significativamente afectado: la energía y la actividad psicomotora aumentan, mientras que la necesidad de dormir disminuye. Para otros, la hipomanía conduce a una mayor distracción, irritabilidad y bajo estado de ánimo.

Cómo se clasifica el trastorno bipolar

El trastorno bipolar generalmente tiene su inicio durante la adolescencia o alrededor de los 20/30 años y se clasifica en:

  • trastorno bipolar tipo I, caracterizado por la presencia de al menos 1 episodio maníaco y episodios depresivos;
  • trastorno bipolar tipo II, caracterizado por la presencia de episodios depresivos mayores y al menos un episodio hipomaníaco;
  • trastorno bipolar no especificado: características bipolares manifiestas que no pueden clasificarse como ninguno de los tipos presentados anteriormente.

Las causas del trastorno bipolar

Aunque se desconoce la causa exacta, los factores desencadenantes (desencadenantes) del trastorno bipolar pueden ser varios:

  • psicosocial
  • genético;
  • biológico.

La familiaridad juega un papel importante, aumentando la probabilidad de desarrollar el trastorno.

Otros factores de riesgo son:

  • período de estrés severo;
  • duelo;
  • evento traumatico;
  • consumo de sustancias como el alcohol, ciertos antidepresivos, cocaína y anfetaminas: la literatura establece una asociación importante entre el trastorno bipolar y el consumo de sustancias, aunque la dirección de la causalidad es incierta.

También hay una correlación frecuente con:

  • desórdenes de ansiedad;
  • hiperactividad
  • deficit de atención
  • trastornos alimenticios;
  • otros trastornos de la personalidad.

Remisiones y recaídas del trastorno bipolar

Como se mencionó anteriormente, el trastorno bipolar se caracteriza por fases alternas.

El inicio se caracteriza por una fase aguda de los síntomas, seguida de remisiones y recaídas.

El término remisión se refiere a una disminución en la severidad de los síntomas característicos de un cuadro mórbido determinado: en otras palabras, la ausencia de signos que indiquen que la enfermedad está en curso.

En algunos pacientes la remisión es completa, en otros pueden presentarse síntomas residuales.

Cuando hablamos, en cambio, de recaída, nos referimos al estallido de un proceso morboso que está sanando o aparentemente curado.

En esta fase, los síntomas regresan de manera marcada y pueden ser maníacos, depresivos o hipomaníacos, a menudo coexistiendo entre sí.

Un episodio puede durar desde unas pocas semanas hasta 3-6 meses y, por lo general, las fases depresivas duran más que las maníacas.

La frecuencia con la que se presentan los episodios puede variar de un paciente a otro: es posible que transcurra poco tiempo entre un episodio y el siguiente o, por el contrario, que transcurra un largo período sin que se produzcan eventos marcadamente sintomáticos.

Diagnóstico

Es necesario, en primer lugar, investigar e identificar los síntomas de manía o hipomanía, en caso de que estén presentes, mediante la exclusión de ciertos problemas médicos, como el hipertiroidismo, la influencia del abuso de drogas que pueden tener una influencia significativa en estos síntomas. .

El diagnóstico de trastorno bipolar tipo 1 es, de todos, el más grave, implicando la presencia de síntomas maníacos tales como perjudicar significativamente el funcionamiento del sujeto y requerir hospitalización en determinadas circunstancias, peligrosas para el sujeto mismo y para los demás.

A menudo sucede que el paciente en fase depresiva no refiere espontáneamente haber experimentado previamente un episodio de manía o hipomanía: el especialista puede entonces disponer de cuestionarios útiles para revelar signos patológicos, además del apoyo de la familia del paciente.

Cómo se trata el trastorno bipolar

El tratamiento del trastorno bipolar idealmente incluye:

  • tratamiento farmacológico;
  • apoyo psicoterapéutico.

La combinación de ambos es necesaria e imprescindible para que el paciente sea asistido y tratado correctamente.

En la mayoría de los casos, el tratamiento ambulatorio es suficiente.

Sólo cuando se presentan síntomas severos es necesaria la hospitalización del paciente.

En primer lugar, los episodios agudos deben estabilizarse y controlarse (fase aguda).

Una vez bajo control, el tratamiento continúa hasta lograr una remisión completa (continuación) y mantenerse (mantenimiento y prevención).

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico adecuado se instaura mediante un psiquiátrico consulta y puede incluir

  • estabilizadores del estado de ánimo, como el litio y algunos anticonvulsivos;
  • antipsicóticos de segunda generación, en casos más graves.

Se utilizan solos o en combinación para todas las fases del tratamiento, incluso en diferentes dosis.

Se deben tener en cuenta los eventos adversos relacionados con el uso de los medicamentos, y se deben elegir en función de la eficacia y la tolerabilidad si el paciente ha recibido previamente medicamentos para tratar el trastorno bipolar, y en función de la anamnesis y la gravedad de los mismos. síntomas si se desconoce la situación.

Finalmente, se pueden utilizar antidepresivos, aunque no se recomiendan como única y exclusiva terapia.

Tratamiento psicoterapéutico

Una vez realizada la evaluación psiquiátrica y elegido el soporte farmacológico, la psicoterapia permite integrar aquellas partes del yo que no han sido suficientemente elaboradas o conscientemente realizadas.

La alternancia entre terapia individual y de grupo es fructífera; este último podría ser dirigido por el psicoterapeuta y el psiquiatra juntos.

La terapia de grupo suele recomendarse a pacientes y familiares, en muchos casos parejas, cuyo apoyo es fundamental para prevenir episodios más graves.

Los temas tratados pueden ser variados:

  • manejo de la ira y las relaciones;
  • planificación;
  • consecuencias sociales del trastorno;
  • el papel de los fármacos estabilizadores, estos últimos no siempre aceptados por el paciente, que siente que ejercen demasiado control sobre él, haciéndolo menos vigilante.

La psicoterapia individual, al analizar las diferentes esferas de la vida, puede ayudar a los pacientes a repensarse a sí mismos a través de la elaboración de eventos traumáticos, la narración de historias y la creación de nuevos significados.

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Fuente:

GSD

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