Cáncer de vejiga: ¿qué es?
El cáncer de vejiga es una transformación maligna de las células -principalmente las denominadas células de transición- que recubren las paredes internas de la vejiga, el órgano encargado de recoger y expulsar la orina una vez filtrada por los riñones
En algunos casos, las células de transición dejan de funcionar correctamente y comienzan a crecer y dividirse sin control, formando un tumor.
Según las células implicadas en esta proliferación descontrolada, los tumores de vejiga pueden ser de tres tipos
Carcinoma de células de transición
El carcinoma de células de transición es el tumor más común (se estima que representa alrededor del 95 % de los casos) y se origina en las células que recubren la superficie interna de la vejiga.
El mismo tipo de células también recubre internamente la uretra y el uréter, que representan otros sitios sujetos al desarrollo de esta forma particular de tumor, aunque con menor frecuencia.
Carcinoma primario de células escamosas
El carcinoma primario de células escamosas, una forma poco frecuente de cáncer, afecta las células escamosas de la vejiga y parece estar causado por una infestación parasitaria.
Adenocarcinoma
El adenocarcinoma es una formación tumoral, bastante rara en este sitio, que se desarrolla a partir de las células que forman las glándulas presentes en el interior de la vejiga.
El cáncer de vejiga representa alrededor del 3% de todas las formaciones tumorales encontradas en urología y, como porcentaje, afecta a los hombres con más frecuencia que a las mujeres en una proporción de 3:1.
Suele desarrollarse en personas de mediana edad o mayores: entre los 60 y los 70 años.
¿Cuáles son las causas del cáncer de vejiga y los factores de riesgo?
Como ya se mencionó, el cáncer de vejiga es causado por la proliferación descontrolada de células de la pared de la vejiga que, debido a mutaciones genéticas, pierden su capacidad natural para controlar la replicación y la diferenciación.
Las causas de las alteraciones de sus mecanismos fisiológicos aún no se comprenden del todo, sin embargo se han identificado algunos factores de riesgo que aumentan significativamente la posibilidad de desarrollar esta forma de cáncer.
El tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo.
Un fumador empedernido ve el doble de posibilidades de desarrollar cáncer de vejiga en comparación con un no fumador.
Afortunadamente, este factor de riesgo depende de los hábitos de la persona, fácilmente corregibles gracias a una adecuada vía terapéutica.
El factor ocupacional asociado a los procesos industriales es un factor de riesgo bastante importante.
Exposición durante períodos prolongados a hidrocarburos aromáticos policíclicos, como los que se utilizan en las industrias textil, de tintes, del caucho y del cuero; peluqueros, mineros y aplicadores de pesticidas son más propensos a desarrollar cáncer de vejiga.
Afortunadamente, este factor de riesgo está disminuyendo lenta pero constantemente gracias a las políticas y regulaciones que limitan el uso de sustancias nocivas.
Las infecciones de la vejiga, especialmente las causadas por schistosoma haematobium, representan un factor de riesgo importante para el desarrollo de cáncer de vejiga, especialmente en países como Tanzania, Egipto, Irak, Kuwait, donde algunas infecciones parasitarias están mucho más extendidas.
En las latitudes occidentales, el riesgo de desarrollar cáncer de vejiga está relacionado con la inflamación urinaria crónica que se encuentra en pacientes parapléjicos o cateterizados o con una forma importante de cálculos renales.
Algunos fármacos, tanto de quimioterapia (ciclofosfamida e ifosfamida) como de uso común (fenacetina), se han identificado como posibles factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de vejiga.
Una dieta desequilibrada contribuye, junto con otros factores de riesgo, a aumentar las posibilidades de desarrollar cáncer de vejiga y, por tanto, debe evitarse.
Cáncer de vejiga: síntomas
Los síntomas con los que se manifiesta el cáncer de vejiga no difieren de los síntomas de otro tipo de disfunciones y patologías que afectan al sistema urinario:
- Presencia de sangre en la orina y formación de coágulos.
- Sensación de ardor intenso en la vejiga durante maniobras que aumentan la presión en el interior del abdomen.
- Dificultad y dolor asociados con la micción.
- Mayor riesgo de contraer infecciones del tracto urinario.
El cáncer de vejiga es impredecible y, por lo tanto, puede producir metástasis que primero alcanzan los ganglios linfáticos a través del sistema linfático y luego alcanzan el resto del cuerpo, llegando a los pulmones, el hígado y los huesos.
Por este motivo, es importante no subestimar ningún síntoma, aunque parezca insignificante, y pedir consejo a su médico.
Diagnosticar el cáncer de vejiga
Desde el momento en que se acude a un médico especialista -generalmente el urólogo, en colaboración con el oncólogo- para realizar las exploraciones necesarias para diagnosticar un cáncer de vejiga, las primeras pruebas requeridas serán la ecografía y la cistoscopia.
La cistoscopia -útil para visualizar el interior de la vejiga y al mismo tiempo tomar muestras de tejido sospechoso para luego analizarlas- consiste en explorar el órgano mediante un instrumento de fibra óptica. El examen puede resultar molesto pero de indudable importancia a efectos de un diagnóstico certero.
Luego se realizará una investigación citológica en una muestra de orina para identificar posibles células cancerosas en su interior.
Finalmente, pruebas como la TC, PET y gammagrafía ósea servirán para descartar la posible presencia de metástasis.
Si se confirma la hipótesis de la presencia de cáncer de vejiga, la formación tumoral debe clasificarse según el sistema TNM.
- Parámetro T: describe el tamaño y las características del tumor.
- Parámetro N: describe la posible afectación de los ganglios linfáticos.
- Parámetro M: describe la posible presencia de metástasis a distancia.
Cáncer de vejiga: la terapia más adecuada
El tratamiento más adecuado para el cáncer de vejiga depende de varios factores, relacionados con las características y el estadio de evolución del propio tumor.
El especialista oncólogo es el médico más adecuado para identificar el mejor camino terapéutico en función del estado del paciente, que puede incluir:
Tratamiento quirúrgico
Es la terapia primaria para el cáncer de vejiga, si la condición del paciente lo permite.
Dependiendo de las características y extensión del tumor, la extirpación de la formación tumoral de las paredes de la vejiga se realizará por vía endoscópica con una operación denominada TUR-V.
Puede ser necesario, en casos severos, extirpar toda la vejiga.
A los pacientes que se han sometido a una cistectomía radical se les realizará una reconstrucción vesical o una derivación externa utilizando la bolsa adecuada.
Tratamiento médico.
En relación con la agresividad del tumor, después de la cirugía, también puede ser necesario inculcar, por vía intravesical, un tratamiento médico a base de fármacos de quimioterapia y/o inmunoterapia.
Por otro lado, la quimioterapia sistémica será necesaria si se decide no intervenir quirúrgicamente o si el tumor vesical ha generado metástasis generalizadas en otros órganos del cuerpo.
tratamiento de radioterapia
La radioterapia, a menudo realizada en combinación con quimioterapia, es una buena alternativa a la cirugía en caso de cáncer de vejiga en pacientes inoperables.
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