Colecistitis aguda y crónica litiásica y alitásica: causas, terapia, dieta y remedios naturales

La colecistitis es una enfermedad caracterizada por la inflamación de la vesícula biliar (también llamada vesícula biliar) causada frecuentemente por la presencia de un cálculo acuñado en el infundíbulo de la vesícula biliar.

El cálculo, que obstruye la salida de la bilis y produce cólicos biliares, inflama la vesícula biliar con colecistitis litiásica.

La colecistitis también puede ser alitásica, es decir, no causada por cálculos en la vesícula biliar.

La colecistitis también se puede dividir en aguda o crónica.

Causas de colecistitis

La causa más común que bloquea el flujo de bilis son los cálculos biliares, pero la discinesia biliar también puede causar colecistitis.

Los cálculos en la vesícula biliar (o litiasis vesicular) representan una situación caracterizada por la presencia de formaciones duras similares a piedras, que varían en tamaño desde unos pocos milímetros hasta unos pocos centímetros, en el interior de la vesícula biliar (o vesícula biliar).

Es una enfermedad muy frecuente, presente en el 10-15% de la población adulta con una mayor difusión en el sexo femenino.

El sobrepeso, la diabetes tipo 2, el estreñimiento, pero también la pérdida rápida de peso debido a dietas muy hipocalóricas, pueden predisponer a la formación de cálculos.

Muchos de los pacientes con litiasis biliar permanecen asintomáticos durante muchos años (alrededor del 50-70%) e incluso pueden no desarrollarlos nunca.

En otros casos, con una frecuencia difícil de estimar, los cálculos pueden causar síntomas o incluso complicaciones graves, como colecistitis aguda, empiema de la vesícula biliar, angiocolitis o pancreatitis aguda.

Hay varios tipos de cálculos en la vesícula biliar (vejiga); los más frecuentes en occidente están compuestos por colesterol.

Una dieta correcta puede prevenir la formación de cálculos o, si ya están presentes y son sintomáticos, reducir los episodios de cólico biliar y, si está indicado, mejorar la eficacia de la terapia médica con ácidos biliares.

Signos y síntomas de una colecistitis

La colecistitis tanto de la litiasis como de la alitiasis provoca dolor abdominal generalizado, vómitos, indigestión, ictericia y fiebre.

El síntoma más común atribuible con certeza a los cálculos de la vesícula biliar es el cólico biliar posprandial, un dolor agudo e intermitente que ocurre después de comer, que corresponde al intento de mover los cálculos en el conducto biliar obstruido.

El diagnóstico se realiza con ecografía abdominal y análisis de sangre.

Las pruebas de química sanguínea pueden ser anormales con Las células blancas de la sangre y aumento del fibrinógeno, y puede aparecer fiebre.

En la ecografía abdominal, la vesícula biliar parece más gruesa de lo normal y en el examen físico, a menudo aparece el signo de Murphy (interrupción abrupta de una inspiración profunda después de la presión bidigital en el punto de la vesícula biliar).

El signo de Blumberg puede aparecer en caso de irritación peritoneal.

Complicaciones

La colecistitis es una complicación frecuente de la colelitiasis y, si no se trata, puede provocar perforación de la vesícula biliar y peritonitis.

A la vesícula biliar le siguen el cáncer de páncreas, el colangiocarcinoma y la pancreatitis.

Tratamiento de la colecistitis

Para cálculos menores de 10 mm se utiliza la administración de ácidos biliares 10-15 mg/kg/día.

El método de elección es la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE).

El uso de la litotricia extracorpórea por ondas de choque está indicado en combinación con el tratamiento endoscópico o en los casos en que este último no haya tenido éxito.

Para la enfermedad de cálculos biliares sintomática, se realiza una colecistectomía laparoscópica o laparotómica.

Consejos dietéticos y conductuales en caso de colecistitis

  • Bebe mucha agua;
  • prefiera comidas pequeñas y fraccionadas durante el día para mejorar la motilidad de la vesícula biliar y reducir el riesgo de sobresaturación en colesterol de la bilis;
  • prefieren preparaciones sencillas como al vapor, a la plancha, a la parrilla, a la plancha, al horno, en papillote;
  • evitar una dieta desequilibrada, demasiado rica en grasas;
  • consumir alimentos que ayuden a normalizar el tránsito gástrico e intestinal;
  • seguir las recomendaciones para una correcta alimentación en la población general en cuanto a la reducción de grasas especialmente de origen animal, bebidas y alimentos ricos en azúcares y la ingesta de porciones adecuadas de frutas y verduras;
  • En caso de sobrepeso u obesidad, se recomienda reducir el peso y la “cintura”, es decir, la circunferencia abdominal, indicador de la cantidad de grasa depositada a nivel visceral. Valores de perímetro de cintura superiores a 94 cm en hombres y 80 cm en mujeres se asocian a un riesgo cardiovascular “moderado”, valores superiores a 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres se asocian a un “riesgo alto”. Volver a un peso normal le permite reducir el riesgo de cálculos en la vesícula biliar, pero también reducir otros factores de riesgo cardiovascular (como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, resistencia a la insulina);
  • ¡Evita las dietas de moda! Una pérdida de peso demasiado rápida puede dar lugar a la aparición de cálculos biliares y también una dieta demasiado restringida impide un buen cumplimiento y aumenta el riesgo de recuperar con interés el peso perdido;
  • haga que su estilo de vida sea más activo (¡abandone el sedentarismo! Vaya al trabajo a pie, en bicicleta o estacione lejos, si puede evitar usar el ascensor y subir las escaleras);
  • hacer ejercicio al menos tres veces a la semana. La elección debe hacerse siempre en el contexto de deportes con características aeróbicas, de intensidad moderada y de larga duración, como ciclismo, aerobic, caminata a 4 km por hora, natación, que son más efectivos para eliminar el exceso de grasa y prevenir la colelitiasis;
  • no fumar.

Alimentos no recomendados

  • Tipos
  • Grasas animales: mantequilla, manteca de cerdo, manteca de cerdo, nata.
  • Salsas con nata, salsas cocinadas con grandes cantidades de aceite, margarina.
  • Mayonesa y otras salsas elaboradas.
  • Caldo de carne, extractos de caldo, extractos de carne, sopas preparadas con estos ingredientes.
  • Embutidos: mortadela, salchichón, longaniza, panceta, coppa, chicharrones, cotechino, zampone, etc.
  • Pescados azules y mariscos.
  • Carnes grasas, ahumadas, marinadas y saladas. Caza y despojos.
  • Quesos picantes y fermentados.
  • Leche entera
  • Grasa visible de carnes y embutidos.
  • Alimentos de comida rápida ricos en grasas (trans) hidrogenadas, también presentes en muchos productos preparados industrialmente y platos preparados.
  • Postres como tortas, pasteles, helados, budines. Especialmente los rellenos de cremas.
  • Bebidas azucaradas.

Alimentos permitidos pero con moderación

  • Sal. Es una buena regla reducir la cantidad añadida a los platos durante y después de la cocción y limitar el consumo de alimentos que naturalmente la contengan en grandes cantidades (alimentos enlatados o en salmuera, cubitos de caldo y extractos de carne, salsas tipo soja).
  • Aceites vegetales poliinsaturados o monoinsaturados como el aceite de oliva virgen extra, el aceite de arroz o los aceites monosemillas: soja, girasol, maíz, cacahuete (por su poder calorífico controlar el consumo dosificándolos con una cuchara).
  • Huevo
  • Fruta seca.

Alimentos recomendados

  • Pan, bizcochos, cereales para el desayuno, galletas secas, pasta, arroz, polenta, cebada, posiblemente espelta integral.
  • Frutas y verduras maduras de temporada (variando los colores para favorecer un aporte adecuado de vitaminas y sales minerales).
  • Tanto carnes rojas como blancas, magras y desprovistas de grasa visible.
  • Embutidos, jamón crudo, jamón cocido, speck, bresaola, loncheado de pavo/pollo, sin grasa visible (1-2 veces por semana).
  • Pescado, fresco y congelado.
  • Leche semidesnatada y yogur.
  • Quesos frescos y añejos un par de veces por semana en sustitución de un segundo plato de carne o huevos, como 50 gramos de Grana Padano, también recomendado como sustituto de la sal para dar sabor a los primeros platos (10 gramos la cuchara). Grana Padano es una leche concentrada, pero menos grasa que la leche entera porque es parcialmente desnatada durante su elaboración, su consumo aumenta el aporte proteico en las comidas y ayuda a alcanzar el requerimiento diario de calcio y vitaminas como la B12 y la A.
  • Agua, mínimo 1.5 litros al día a repartir a lo largo del día.

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