La presión arterial elevada puede causar daño cardíaco durante la adolescencia

By cristiano antonino On 15 de marzo, 2023

La presión arterial elevada y la hipertensión pueden causar daño cardíaco temprano durante la adolescencia, que empeora en la adultez temprana, concluye un artículo publicado en el Journal of Pediatrics. El estudio se realizó en colaboración entre la Universidad de Bristol en el Reino Unido y la Universidad del Este de Finlandia.

Es bien sabido que en los adultos, la presión arterial elevada y la hipertensión son "enfermedades asesinas silenciosas" que provocan daño renal, cardíaco, vascular y cerebral y, posteriormente, la muerte.

Anualmente, el tratamiento de la hipertensión cuesta miles de millones de dólares en atención médica en todo el mundo y está asociado con el aumento de las emergencias de salud, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

La Sociedad Europea de Cardiología/Sociedad Europea de Hipertensión clasifica la presión arterial 130/85 mmHg como normal alta y 140/90 mmHg como hipertensión.

Mientras que el Colegio Americano de Cardiología/Asociación Americana del Corazón clasifica la presión arterial de 130/80 mmHg como hipertensión.

En 2020, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos concluyó: “que la evidencia para respaldar la detección de presión arterial alta en niños y adolescentes es insuficiente y que no se puede determinar el equilibrio entre beneficios y daños”.

Sin embargo, se informó el año pasado (2022) que el aumento de la presión arterial sistólica durante la infancia se asoció con el riesgo de muerte prematura a mediados de los cuarenta.

No obstante, aún se desconoce el momento más temprano en que se revela un posible daño cardíaco relacionado con la presión arterial alta en una población general de niños y adolescentes.

Además, no está claro si la presión arterial alta superior a 130/85 mmHg tiene un papel causal en el daño cardíaco prematuro en la población joven debido a la falta de mediciones ecocardiográficas repetidas.

El estudio actual se realizó entre 1,856 adolescentes, de los cuales 1,011 eran mujeres.

Los adolescentes tenían 17 años al inicio y fueron seguidos durante 7 años hasta la edad adulta joven a los 24 años.

La presión arterial elevada y la hipertensión, y la evidencia de daño cardíaco se evaluaron al inicio y en el seguimiento.

Los signos de daño en la estructura del corazón son la hipertrofia ventricular izquierda y el grosor relativo alto de la pared, mientras que los signos de daño en la función cardíaca son la disfunción diastólica del ventrículo izquierdo y el aumento de la presión de llenado del ventrículo izquierdo.

Durante el período de seguimiento de 7 años, la prevalencia de presión arterial elevada e hipertensión y daño cardíaco entre los adolescentes se duplicó.

Con un amplio control de masa grasa, masa muscular, glucosa, lípidos, tabaquismo, sedentarismo, actividad física y antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, y utilizando puntos de corte de adultos para el diagnóstico de daño cardíaco, se observó que la presión arterial alta y la hipertensión causó daño cardíaco prematuro tanto en hombres como en mujeres.

Es importante destacar que se observaron características específicas de presión arterial elevada y daño cardíaco relacionado con la hipertensión en cada sexo

Por ejemplo, entre los hombres, la presión arterial sistólica alta y la hipertensión se asociaron con aproximadamente un 10-30 % más de riesgo de daño en la función cardíaca, pero no hubo riesgo de daño en la estructura del corazón.

Sin embargo, entre las mujeres, la presión arterial sistólica alta y la hipertensión se asociaron con aproximadamente un 60-217 % más de riesgo de daño a la estructura cardíaca y un 35-65 % más de riesgo de daño a la función cardíaca.

“Esta nueva evidencia sobre el efecto deletéreo de la presión arterial alta y la hipertensión primaria en el corazón de la población joven es alarmante.

El retraso en el inicio de la prueba de presión arterial en la adolescencia es injustificable considerando la cantidad de daño cardíaco y la muerte potencialmente prematura que podrían prevenirse.

Por lo tanto, se alienta a los expertos en salud pública, los formuladores de políticas de salud, los periodistas y blogueros de salud, los pediatras y los cuidadores a aumentar significativamente la conciencia sobre el peligro crítico que la presión arterial alta y la hipertensión representan para los jóvenes.

Debería haber un impulso para cambios legislativos que impongan el control de la presión arterial en los adolescentes, porque esto puede reducir significativamente las emergencias relacionadas con la hipertensión en la edad adulta”, dice Andrew Agbaje, médico y epidemiólogo clínico de la Universidad del Este de Finlandia.

El grupo de investigación del Dr. Agbaje (urFIT-child) cuenta con el apoyo de becas de investigación de la Fundación Jenny y Antti Wihuri, el Fondo Central de la Fundación Cultural Finlandesa, el Fondo Regional North Savo de la Fundación Cultural Finlandesa, la Fundación de Investigación Orion sr, la Fundación Aarne Koskelo, la Fundación Antti y la Fundación Tyyne Soininen, la Fundación Paulo, la Fundación Yrjö Jahnsson, la Fundación Paavo Nurmi, la Fundación Finlandesa para la Investigación Cardiovascular y la Fundación para la Investigación Pediátrica.